La «recta final» que afronta la lucha de los trabajadores de Bosal ha reactivado los movimientos para que El Camp de Morvedre reciba a partir del año que viene las inyecciones económicas necesarias para poner en marcha un plan de reindustrialización.
Esa será la exigencia en el próximo pleno de Sagunt, cuando los siete partidos con representación secundarán una declaración para que la comarca reciba el mismo trato que Lorca, el Hierro, Gibraltar, Teruel, Soria, El Ferrol o Canarias, lugares para los que los Presupuestos Generales del Estado para 2016 reservan partidas para reactivar la actividad industrial.
Esta propuesta toma como ejemplos del «acelerado» proceso de desindustrialización los cierres de Bosal, Prosidmed y Galmed, además de los problemas de Tumesa, casos que inciden en el sector siderometalúrgico y especialmente del automóvil.
Mientras la administración local impulsa esta nueva declaración institucional, los trabajadores de Bosal consideran necesario que «nuestros representantes políticos en los diferentes gobiernos unan sus esfuerzos para conseguir una salida digna a la situación injusta a la que nos ha abocado nuestra propia empresa».
Además de reclamar un «urgente» cambio legislativo para que las deslocalizaciones no queden «impunes», los trabajadores de la fábrica de tubos de escape en Sagunt apelan a que «la unidad de acción política en el ayuntamiento, la Generalitat y el Gobierno de España no tenga fisuras y sirva para dotar de contenido las acciones concretas que se han ido planteando a través de los compromisos institucionales».
En este deseo de concretar soluciones, los empleados de Bosal esperan que en breve se haga realidad la concesión de ayudas europeas destinadas a minimizar los efectos de la globalización, que en Sagunt se han hecho evidentes con la decisión de grandes multinacionales, como Bosal o ThyssenKrupp, de «deslocalizar sus producciones buscando el máximo beneficio y dejando sin empleo a un importante número de trabajadores».
