La Fundación del Patrimonio Industrial empezó a languidecer económicamente en 2012. Entonces, la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), Bancaixa y la Conselleria de Industria solicitaron la baja de la entidad y cesaron sus aportaciones.
La salida de la APV fue duramente criticada por miembros de la extinta plataforma ProGerencia Pública por la vinculación histórica directa del puerto saguntino con la antigua siderurgia. Así lo recogió entonces Levante-EMV, pero no hubo marcha atrás. Aunque el gerente de la entidad aseguraba haber hecho gestiones con empresas de la zona para buscar nuevos patronos, esa marcha en ningún caso se vio compensada con la llegada de otra firma.
Además, la Conselleria de Cultura recortó su aportación desde los 53.000 euros hasta los 32.000; una última cifra que aún rebajó más los dos años siguientes, hasta dejarla en 6.000 euros en 2013 y 2014. ArcelorMittal también siguió ese dinámica descendente y, aunque custodia desde hace años en sus instalaciones numerosas piezas del futuro museo, pasó de aportar 15.000 euros anuales a poner 9.000. Sólo el consistorio ha mantenido invariable su aportación de 18.000 euros al año.
Los dos trabajadores de la fundación llevaban 13 meses sin cobrar el pasado mes de junio. En septiembre, el consistorio recibió la notificación de que habían hecho una reclamación previa en el juzgado a todos los patronos, para poder percibir sus salarios.
En el Horno Alto, propiedad de la Fundación del Patrimonio Industrial, siguen pendientes unas obras valoradas en unos 50.000 euros para poder poner en funcionamiento el elevador que se construyó recientemente pues, entre otras cosas, se deben poner barandillas y adecuar la plataforma superior del Horno Alto para permitir que sea visitable. De lo contrario, no lograría licencia de actividad.
