La calle de San Vicente Ferrer de Albalat dels Tarongers transcurre desde la plaza de la Inmaculada Concepción hasta el cruce entre la calle Ronda Nord y la avenida Joaquím Michavila. A lo largo de su historia, esta vía recibió diversas denominaciones. Así, en 1824 ya se la conocía como calle del Horno Viejo, sin saber las razones puesto que los dos hornos tradicionales de Albalat están en Secretarios Mateu y en Mig.

Al finalizar la Guerra Civil se cambió gran parte de los nombres de las calles, recibiendo el nombre de General Aranda. Esta vía urbana conducía y conduce a las partidas Canalís y Pla del Aljub. Antiguamente también acogía la tienda de Nelo El Blanco, el estanco de Joaquineta La Pelegrina, la tienda de bicicletas de Ángel Casero, la fábrica de tejidos Hermanos Alfonso y los comerciantes Joaquín El Tito y su hijo Daniel y Pedro Esteve.

En 1954, según consta en el acta del ayuntamiento, sesión ordinaria del 15 de noviembre, todos los vecinos domiciliados en esta calle presentaron una instancia al alcalde D. Salvador Antoni Bonet, solicitando autorización para cambiar la denominación por la de San Vicente Ferrer con motivo del V Centenario de su canonización, basándose en la gran devoción que al mismo santo se le tiene.

La corporación, encontrándolo conforme en memoria y honor a tan gran santo valenciano, acuerda por unanimidad acceder a la solicitud, comunicando el acuerdo al gobernador civil de la provincia. La respuesta fue positiva con lo que, ese mismo año, el ayuntamiento acuerda que la calle conocida popularmente como del Braçal pase a llamarse San Vicente Ferrer.

Pero, ¿existe algún motivo por el que los vecinos solicitasen el cambio de nombre de dicha calle? A mi entender todas las miradas giran en torno a D. Vicente Carrión Muedra, vecino que residía en Valencia y trabajaba en la farmacia Loras en la calle Barcas, pero veraneaba en Albalat, calle General Aranda.

Era un hombre que tenía unas cualidades extraordinarias: persona religiosa, amante de su familia y de Albalat, bondadoso y caritativo, dispuesto siempre a ayudar a los demás. El hecho de que iba a menudo al hospital a afeitar y cortar las uñas a los enfermos más abandonados por sus familias, es una obra de caridad propia de alguien dispuesto siempre a ser útil sobre todo a los más necesitados.

Entre sus aficiones destaca la jardinería, por ello plantó en el jardín de su casa de Albalat un nisperero japonés, un limonero injertado de dos clases: invierno y verano, perales alejandrinos, etc., además de la variedad de plantas que adornaban dicho lugar. Para cuidar su huerto y regar su jardín venía a menudo de Valencia y cuando se jubiló se puso a vivir en Albalat juntamente con su mujer hasta el final de su vida.

Su religiosidad y generosidad le llevaron a colaborar en la restauración de la parroquia de Albalat que, a causa de la Guerra Civil, quedó muy deteriorada. Como era un devoto ferviente de San Vicente Ferrer, el 13 de agosto de 1944, para que el patrón del Reino tuviera en esta localidad el debido culto, D. Vicente y su mujer Dña. Amparo regalaron una imagen del santo con su respectiva anda, y Dña. Amparo al mismo tiempo regaló una imagen de la Virgen de los Desamparados, también con su anda, que de antiguo tenía su familia, copia de la auténtica de Valencia. Es fama que esta imagen servía para llevarla a casa de los Cofrades enfermos de Valencia. La imagen ostenta corona y aureola con otros accesorios antiguos.

En casa de los donantes, calle del Braçal, tuvo lugar la bendición de las imágenes y andas. El 3 de abril de 1945 comienzan las obras del altar y hornacina para la imagen de la Virgen de los Desamparados, inaugurándose el 2 de mayo del mismo año, y el frontal del altar fue coloreado el 25 de septiembre de 1950. Toda la obra en este altar y el decorado fue costeada por la familia Carrión-Castillo, así como una cruz y sacras de metal plateado de Casa Orrico también fue regalo de D. Vicente Carrión.

Además como en la guerra se destruyeron tres campanas de la Iglesia, el 29 de junio de 1951, con motivo de las fiestas extraordinarias y con la presencia de la Virgen de los Desamparados de Valencia, para festejar la consagración del nuevo altar y retablo, y ofrecer a la patrona la reconstrucción de la iglesia, D. Vicente Delhom, antiguo párroco de Albalat, bendijo dos campanas también regalo de D. Vicente Carrión y familia, que recibieron el nombre de Mare de Deu dels Desamparats y Sant Vicent Ferrer, y Nostra Senyora de la Consolació y Sant Rafel. Las campanas fueron trasladadas a la plaza de la Purísima en una vistosa y nutrida cabalgata.

A raíz de estos hechos y vista la actitud que la familia Carrión-Castillo tuvo con la parroquia, no es extraño que la idea de la solicitud l ayuntamiento partiera de D. Vicente, hombre amado y respetado en las esferas religiosas y civiles de Valencia y Albalat. Pero si el vecindario respaldó dicho escrito, se debe al agradecimiento que todo el pueblo profesaba a esta familia por su ayuda desinteresada, además de ser unas personas muy queridas en esta localidad.