En el año 1888 se acometió el proyecto de una línea férrea que consistió en ampliar la línea Calatayud-Teruel hasta Sagunto y Valencia y que transcurría, entre otros, por el término municipal de Algar de Palància. El proyecto, tras algunas vicisitudes, fue asumido por un grupo de empresarios belgas, los cuales, además, tramitaron todo lo indispensable para la constitución de la Compañía del Ferrocarril Central de Aragón.

La construcción de la línea finalizó en el año 1901, con una longitud de 295 kilómetros, y los trenes empezaron a circular en agosto de dicho año, teniendo que salvar algunas dificultades tales como el Puerto Escandón (Teruel), debido a sus acusadas rampas, por lo que se tuvieron que utilizar las locomotoras Garrat, con condiciones más idóneas para superar estos escollos.

Dado que la línea del citado ferrocarril transcurre, como se ha dicho, por el término municipal de Algar, según nos cuenta Saturnino Arocas Franch, el pueblo realizó grandes esfuerzos para lograr que tuviera una estación y que esta se ubicara en un lugar próximo al casco urbano, algo que no se logró, ya que la estación, si bien se construyó en el término de Algar, lo fue en un lugar equidistante a un kilómetro entre municipio y el vecino pueblo de Alfara de la Baronía.

Según Juan Peris Torner, a finales de 1897 estaba ya muy adelantada la construcción de la estación de Algar, la cual podemos deducir que ya estaba terminada en 1906, pues el citado autor nos dice que en ese año ya hay construido una apartadero junto a la estación para la fábrica de harinas de Algar.

Como dato de interés, hay que referirse a que el viaducto de Arguines, sobre el barranco de Soma, próximo a la estación de Algar, por donde transcurre el ferrocarril, hecho de obra de fábrica, tuvo un presupuesto, según el citado Juan Peris Torner, de 107.972, 07 pesetas.

Pese a ser Algar un pequeño municipio, su estación de ferrocarril jugó un papel importantísimo durante varios años, cuestión en la que ha sido esencial la información oral facilitada por Joaquín Salvador Nuez, hijo del que fue empleado de la estación, Joaquín Salvador Lizondo, durante muchos años.

Más que los viajeros que se trasladaban a poblaciones como Valencia, Segorbe y Sagunto, la importancia de la estación de Algar radicaba en actividades como la carga y descarga de toda una serie de productos y mercancías, tales como algarrobas, cítricos, leñas para las fábricas de cerámica de Manises, ganado caballar procedente de la feria de San Fermín de Pamplona, con destino a Vall d'Uixó y otros pueblos de la Plana de Castellón, y ganado lanar, ya que algunos ganados de Aragón, en busca de los pastos de invierno del Bajo Palancia, practicaban la trashumancia y eran transportados en ferrocarril y, sobre todo, la carga y descarga de trigo y harina relativos a la fábrica de harinas de Algar, que en alguna época tuvo una enorme actividad, por ejemplo en los años cincuenta del siglo XX, exportando harina a Egipto, cuando en este país gobernaba Gamal Abdel Nasser (1956-1970).

Pero como los tiempos y las circunstancias cambian también esto afectó a la estación de Algar, ya que entró en franco declive. No solo en cuanto a viajeros sino básicamente en cuanto a las actividades antes mencionadas, ya que al cierre de la fábrica de harinas se une el hecho de que los transportes de productos y mercancías se realizan mayormente en camión y por carretera.

Si bien es cierto que los sucesivos Ayuntamientos de Algar han solicitado la apertura de al menos un apeadero para el servicio de viajeros, tanto para los vecinos del casco urbano como de la urbanización Montes del Palancia, sita en su término municipal, las gestiones hasta la fecha han resultado infructuosas.

Ignoramos si las reivindicaciones del mundo empresarial valenciano instando del gobierno español a la mejora de la conexión por ferrocarril Valencia-Zaragoza, con el fin de captar el potencial de la zona del corredor cantábrico-mediterráneo, tendrá resultados y si ello podría repercutir positivamente, aunque solo fuera en grado mínimo, en Algar y en el resto de pueblos de la comarca. No perdamos la esperanza.