La quema de restos de poda en una hoguera mal apagada fue el detonante del incendio que el pasado sábado arrasó 140.000 m2 de monte en Segart, según las investigaciones de la Guardia Civil, que ya han detenido a dos agricultores de 59 y 69 años como supuestos autores de un delito de incendio forestal en el Parque Natural de la Sierra Calderona.

El fuego no sólo quemó toda una zona de cultivos de secano y monte bajo, además de provocar daños a un particular que éste valoraba inicialmente en 15.000 ?. También obligó desalojar a una quincena de personas de sus casas como medida preventiva, en un momento de gran tesón, como explicaba a Levante-EMV uno de los afectados. «Son segundas residencias, pero al ser sábado estaba lleno de gente y nos llevaron a todos a la carretera que sube al Garbí. No nos dejaban pasar a nuestras casas, ni siquiera a abrirles las vallas para que pudieran trabajar mejor y veíamos cómo el fuego se acercaba».

El viento avivó el fuego

La hipótesis de la Guardia Civil es que las fuertes rachas de viento reavivaron la hoguera y se encargaron de extenderla, si bien la acción de numerosos medios de extinción y unas condiciones meteorológicas más favorables permitieron que el fuego se diera por controlado sobre las 19,25 horas del sábado y por extinguido 24 horas después.

Ayer, el panorama encontrado por los propietarios de la zona era desolador y recordaba a la situación ya vivida en 2004, cuando un incendio arrasó 720 hectáreas entre Segart, Nàquera y Serra.

Como explicaba uno de los afectados a este diario: «Tengo toda la ladera quemada. Esta mañana he estado valorando los daños para comunicarlos al seguro», relataba tras hacer un recuento inicial que podría alcanzar los 15.000 ?. «He perdido más de sesenta olivos centenarios, que había conseguido que volvieran a producir este año tras recuperarlos después del incendio de 2004. También 21 colmenas, que vendrán a ser como mínimo 1.600 euros, unos treinta almendros y una caseta que tenía para refugiarme de la lluvia en la parte baja de la parcela», decía además de lamentar haber perdido esa construcción. «Cuando fui estaba en pie y el fuego lejos de ella, pero no me dejaron quedarme a refrescarla y hoy, cuando he acudido, no había ni rastro, igual que de la instalación de riego por goteo», se lamentaba. Lo bueno, en su caso, es que su vivienda no resultó afectada gracias a un muro de piedra que contuvo el fuego. Ahora, el negro tiñe ahora el paisaje.