Pese a estar en plenas negociaciones para entrar en el gobierno de Sagunt, Francisco Crispín, portavoz del grupo municipal socialistas, no se muerde la lengua a la hora de valorar el veto del consejo ciudadano de ADN Morvedre a su incorporación al que pasaría a ser tetrapartito. «Hay que reclamar más elegancia política, porque este comportamiento es mezquino y miserable», asegura Crispín.
Las principales quejas del socialista se centran en las explicaciones «peregrinas» a este veto, que «se limitan a un bulo», en referencia a un incidente que tuvo lugar en las pasadas elecciones municipales. Crispín aclara sobre este suceso que «yo fui el humillado e insultado, porque circulé durante toda la jornada con el coche que habíamos utilizado durante la campaña, al que quitamos las peticiones de voto. El secretario electoral me confirmó previamente que podía hacerlo, pero un interventor de Podemos pidió la actuación de la policía por su ignorancia de la ley electoral», momento en el que se produjo un pequeño altercado del que Crispín se sintió la víctima.
«Nadie se puede creer — según el socialista— que este incidente me descalifique para hacer política. Más bien creo que ADN-Podemos piensa que mi entrada en el gobierno va a suponer que se les acabe lo que tienen en el ayuntamiento».
Pero sus críticas no son exclusivas contra la formación encabezada por Pablo Abelleira, sino que también señalan al alcalde, Quico Fernández, a quien considera instigador del veto impuesto desde ADN Morvedre. En este caso, el socialista cree que el nacionalista está más cómodo sin él en el gobierno «porque tiene miedo a que no permita algunas de las cosas que se están haciendo mal». Crispín también reclama al alcalde que «deje de hacer el payaso» con sus continuas descalificaciones, aunque posteriormente vayan acompañadas de disculpas.
