Cerca de 200 jugadores avalan una temporada más el proyecto del CF Mare Nostrum del Port de Sagunt, que fue pionero desde sus inicios en la promoción del fútbol femenino y ha dado el salto al fútbol 11 masculino de la mano de un infantil, que la próxima campaña se espera que se convierta en cadete para seguir completando su organigrama.
En la temporada que ya se acaba, la entidad presidida por Antonio Marín cuenta con dos equipos querubines, tres prebenjamines, un benjamín, dos alevines y el infantil, a los que se unen los femeninos de primera regional, cadete y fútbol 8; una docena de conjuntos que se somete a la máxima del Mare Nostrum, un club que mantiene sus puertas abiertas a todo el que tenga «ilusión por darle bien al balón. Para nosotros, lo fundamental es disfrutar del fútbol sin presión y que los chavales estén a gusto», según explica el secretario del Mare Nostrum y uno de los clásicos en su directiva, Vicente Mons.
Y es que la participación, muy por encima de la competición, es el espíritu con el que cada tarde se llena el campo municipal de fútbol de San Francisco de Borja, hogar del club porteño, a la vez que quebradero de cabeza para sus dirigentes.
«He perdido la cuenta de los años que hace que nos prometieron el césped artificial, así como un alumbrado homologado por la federación. Nos duele especialmente, porque hay chavales que se van a los pueblos de los alrededores por las carencias de nuestra instalación», añade Mons, quien lanza un «toque de atención» a los políticos de Sagunt para instarles a que lleven adelante un proyecto que «no costará más de 300.000 euros».
Pero este problema de infraestructuras no es nuevo para el Mare Nostrum, que en sus inicios tuvo que lidiar con el mal estado de los campos de Menera, de los que sólo pudo emigrar después de una polémica construcción del terreno de juego de las 500 viviendas, donde algunos vecinos reclamaron que se cumpliera con la ordenación urbanística que reservaba una zona verde para el espacio que ocupa ahora el campo.
Apuesta por el fútbol femenino
Dentro de la idiosincrasia de un club «de barrio», como Mons califica al Mare Nostrum, la apuesta por el fútbol femenino ha sido una de sus constantes. «Siempre hemos considerado muy importante su promoción, pese a las dificultades que tenemos en encontrar y retener a las jugadoras», asegura el secretario del club porteño. Y es que «cada año vienen los equipos de élite y se nos llevan a tres o cuatro chicas», añade.
De esta forma, figuras como Paula Sancho o Lourdes Vilches, internacionales en las categorías inferiores de la selección española, además de jugadora y portera del Valencia y el Levante, respectivamente, han salido del Mare Nostrum, pero son sólo la punta de lanza de una cantera que es única en la comarca. «Si juntáramos a las chicas que han pasado por aquí, conformaríamos un equipo de élite, pero nuestras circunstancias nos obligan a conseguir a duras penas la permanencia en Primera Regional».
