«Lo siento, pero mañana no vuelvo aquí a comprar». Esta es la frase que los vendedores del mercado interior del Port de Sagunt temen que se repita este año con la llegada del calor, si el ayuntamiento no soluciona antes los problemas con la climatización del edificio municipal, que ya se prolongan durante cuatro años y los dos últimos sin que funcione. «El verano pasado ya vino dos veces la ambulancia para atender a dos señoras que se desmayaron por el calor», apunta Teresa Guillén, presidenta del colectivo.
Después de múltiples escritos sin respuesta, los vendedores han visto atendida esta demanda, que es la más urgente entre muchas otras, al reservar el tripartito 70.000 euros del superávit con los que se pretenden arreglar al menos dos de los cuatro motores, que permitan hacer más llevadero el inminente verano. Pese a que este sistema de refrigeración es el mismo instalado en el edificio hace casi 20 años, cuyos arreglos ya se han visto lastrados por la dificultad para encontrar piezas de recambio, el ayuntamiento confía en que esta inversión conceda el tiempo suficiente para poner en marcha un proyecto integral para solucionar todos las deficiencias que arrastra el mercado del Port.
Desde el colectivo de vendedores, que mostró su malestar en el último pleno de Sagunt, se señala también que los problemas con el aire acondicionado no sólo afectan al bienestar de los clientes y los trabajadores, ya que, como recuerda Teresa, «trabajamos con comida». La portavoz de los vendedores del mercado añade que «en la desesperación por encontrar una solución al calor, nos planteamos pagar a un técnico para que revisara la instalación e incluso pedir una inspección de Sanidad, pero tememos que sólo serviría para cerrar el mercado y poner en peligro el sustento de las muchas familias que dependen de estos 32 puestos».
Ventiladores
Los vendedores mantienen la esperanza de que el ayuntamiento agilice los arreglos necesarios para no repetir la imagen de los últimos veranos, con improvisados ventiladores como única solución a las altas temperaturas. «Cuando aprieta el calor, la gente viene, compra y se va lo más rápido que puedo, cuando, con aire acondicionado, seguro que se quedaría un rato más, aunque sólo fuera para darse unas vueltas», asegura Teresa Guillen.
La pintura exterior, los desperfectos, la suciedad acumulada o el peligro de las losas sueltas son algunas de las cuestiones que deberá recoger el plan de actuación integral, que dan muestras del estado de abandono durante los últimos años de este edificio, que cuenta con la protección que obligó a mantener los elementos originales durante la rehabilitación ejecutada hace un par de décadas.
Esta dejadez contrasta, según señalan los vendedores del mercado del Port, con los pagos anuales que tienen que realizar en concepto de canon y tasas por la concesión del puesto.
