Quiero romper una lanza a favor de los profesionales de Urgencias de Maternidad del Hospital de Sagunto, en relación a lo acontecido el pasado 27 de mayo, con una paciente embarazada.

Llevo leyendo los comentarios de las diversas personas que han ido dejando en los distintos medios, en los que ha aparecido dicha noticia y me he ido inundando de una extraña vergüenza ajena, al ver como injuriaban y culpabilizaban, sin saber más que la versión de dicha paciente, a personas que no estaban haciendo nada ilegal, ni siquiera nada que no fuera profesional; simplemente estaban almorzando? No estaban de fiesta. No había música, no habían gritos de algarabía, no vitoreaban y no había pitos, no se hacían brindis como en cualquier fiesta se hace?

Sólo estaban almorzando, como tantos otros días; porque deben saber que cada uno de los trabajadores del Hospital tiene derecho por Ley a veinte minutos de descanso en cada turno.

Sí, es cierto que en ese tiempo de descanso se aprovechó para que cada uno de los profesionales que querían despedir al Jefe de Servicio (que después de 34 años de trabajo se jubilaba) se acercara a la sala de reuniones para comerse un bocado y desearle una feliz jubilación, ¡en sus veinte minutos de descanso!

Sí, es cierto que había una botella de vino, una botella de cava, coca-colas, naranjada y agua? bebidas que también existen en la propia cafetería del Centro y en la que la mayoría de los trabajadores almuerzan cada día, sin que ello suponga que consuman alcohol en horas de trabajo.

Y sí, los profesionales que estaban de guardia almorzaron, como cada día en sus veinte minutos a los que tienen derecho; pero no hubo ni uno solo de ellos que probara ni una gota de alcohol, porque son personas responsables de su trabajo.

El hecho fue que la paciente llegó a las urgencias de maternidad a las 10.59 h; que estuvo (después de confirmar que no era cuestión grave) unos 40 minutos esperando, lo que no quiere decir que los profesionales de guardia no siguieran haciendo su trabajo con otros pacientes. Que al ver salir a dos de los trabajadores con un vaso de cristal, que sólo contenía agua, a la calle, se puso nerviosa y decidió irrumpir sin permiso y con gritos dentro del recinto de urgencias, con cámara en mano; que al ver semejante crisis de nervios, los profesionales de guardia la pasaron inmediatamente a la sala de reconocimiento, confirmando que el embarazo estaba perfectamente y que su problema era respiratorio, por lo que la trasladaron a urgencias generales, donde permaneció dos horas más. Que con mala fe subió las fotografías hechas a personas no públicas a las redes sociales en las que se desataron los comentarios más soeces que he oído en mi vida. Que la cita programada en consultas externas una semana después, se le atendió correctamente y se le informó de las medidas y crecimiento adecuado del feto a su edad gestacional.

Sin embargo, curiosamente ella había citado a los medios en la puerta del hospital a la salida de su cita para informarles, según ella, del trato recibido, comunicándoles que no la habían tratado bien y que la habían castigado? ¿Sabía de antemano la paciente del trato que iba a recibir?? O todo fue una actuación de mala fe por su parte?... y afirmo todo ello porque yo estaba presente.

No sé lo que esta persona pretende, lo que sí sé es que el daño irreparable que ha hecho a muchos de los profesionales que dedican su vida a ayudar a tantas y tantas personas ya sea a nivel profesional como humanitario, no se puede consentir, porque si lo que quería era denunciar el trato recibido, simplemente debería haber denunciado el hecho a las autoridades pertinentes y competentes y no exponer de esta forma escandalosa a personas que no se lo merecen, solamente por haber estado haciendo un almuerzo especial, en su tiempo de descanso. Sólo deseo que ella no reciba en ningún momento de su vida el escarnio que ha hecho llegar a estos profesionales.