La vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra, capeó ayer los abucheos y pitadas de los defensores de los «Bous al carrer» y de algunos de los trabajadores de Lafarge, no todos, que pedían a la número dos del gobierno valenciano que protegiera sus puestos de trabajo.

Pese a las intenciones de ambos colectivos por hacerse oír y obtener notoriedad con sus protestas, esto no impidió que la intervención de Oltra se desarrollara con normalidad aunque para ello fue necesario que la líder de Compromís llegase a un pacto con ellos por el que les pidió respeto a cambio de escucharles tras la finalización del acto electoral, que tuvo lugar en el Triangulo Umbral del Port.

La vicepresidenta cumplió su palabra y tras su intervención dialogó primero con los taurinos, que le recriminaron la medida del alcalde de Valencia Joan Ribó de prohibir el «bou embolat». A este respecto preguntaron a Oltra si la política de su partido iba a ser ésta en todos los municipios, mientras otros tildaban la orden de Ribó de dictatorial, recriminándole que no hubiera hablado con ellos para tratar la cuestión.

Oltra les recordó que en Sagunt no se había prohibido nada, al tiempo que se comprometió a reunirse con ellos para llegar a acuerdos sobre este asunto, aunque no fue muy clara respecto a la política de su partido en materia de bous al carrer.

También escuchó a los trabajadores de Lafarge, quienes les hicieron llegar su malestar tras «el empeño del señor Fernández (alcalde de Sagunt) de cerrar la fábrica», comentó el presidente del Comité de empresa. Quien además denunció «el chantaje» que el alcalde ha hecho a la empresa al pedirle que «renuncie a sus derechos mineros (zona de margas), a cambio de favorecer la ocupación de Monte público.

Oltra se comprometió a estudiar el tema y se puso la camiseta de Lafarge en un gesto que agradecieron los trabajadores.

El mitin, que se centró en la necesidad de «tirar fuera al PP» para recuperar derechos cívicos, contó con la diputada Fabiola Meco (Podemos) y Ricardo Sixto (EU).