Se conoce como ilusionismo el Arte de producir fenómenos que parecen contradecir los hechos naturales.
Durante décadas ha sido una temática que se ha trasladado al cine, pero en los últimos tiempos este arte ha sido readaptado a la política consiguiendo que el Ilusionismo Político impere como la principal corriente política del pueblo de Gilet, siendo su alcalde Salva Costa el máximo exponente de esta doctrina.
La última entrega la observamos esta misma semana cuando el alcalde en uno de sus trucos estrella, culpa en un artículo al anterior equipo de gobierno de la problemática de las zonas verdes de Gilet. Crítica que sustenta en el hecho de que en 2011 se inició una modificación parcial del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), para frenar la sangría que el pueblo padecía en forma de sentencias expropiatorias de zonas verdes a particulares; pero la Consellería ha «tumbado» dicha modificación, por lo que el alcalde tilda este hecho de «negligencia», «tres años perdidos» y «engaños».
Como parece ser que el alcalde ha sido absorbido por los propios efectos ilusionistas que él mismo ha creado y demuestra un desconocimiento supino de los hechos, voy a ilustrarle con una exposición de los acontecimientos que han llevado a nuestro municipio a padecer este gran problema urbanístico que a día de hoy acarrea casi 2 millones de euros de deuda para las arcas municipales:-En 2001 el Ayuntamiento socialista de Gilet aprueba el PGOU origen del actual problema. La Ley fija un porcentaje mínimo de zonas verdes en cada municipio y pese a que Gilet tenía un excedente de las mismas; se incluyeron nuevas zonas propiedad de particulares que habría que expropiar en un futuro con el consiguiente coste económico que esto supondría.-Lo normal habría sido generar en ese nuevo PGOU nuevo suelo urbano de propiedad municipal con el que en un futuro permutar con los propietarios para satisfacer el coste de la expropiación; pero no se hizo.-Cronológicamente ahora llega el momento en el que tras la urbanización del Pla de la Venta, el ayuntamiento con Paco Aicart (PP) como alcalde vende el aprovechamiento de esa urbanización. Según el PSOE unas «nosecuantas» veces por debajo del precio de mercado. Esta siempre ha sido la excusa que han puesto; alegando, que no demostrando, que con la venta de esos terrenos al precio que según ellos tocaba se habría pagado toda la deuda habida y por haber. Lo que viene a ser la readaptación del cuento de la lechera .
En 2008, con un nuevo mandato socialista, estando el actual alcalde como concejal, se volvió a dejar de lado este problema. No se planteó realizar una modificación del PGOU, mientras poco a poco llegaban las primeras sentencias condenatorias. En este periodo la gestión consistió en recurrir cada sentencia que llegaba, con la conocida técnica del avestruz, dilatando este problema en el tiempo e incrementando su cuantía económica. Acumulando entre costas, intereses y defensa jurídica una cantidad superior a los 300.000? a sumar a las sentencias.-
Y llega 2011, la época de la «negligencia», «el engaño» y «el tiempo perdido». Una época en la que un equipo de gobierno del que yo formaba parte decidió que ya era hora de afrontar el problema. Nos sentamos con los propietarios, fijamos calendarios de pago, dejamos de recurrir y planteamos la ahora criticada modificación parcial del PGOU, cosas que se deberían haber hecho mucho antes. Así pues, no me explico cómo con todo esto el señor alcalde tiene el arrojo de recurrir a los medios para criticar de esta forma tan vehemente la gestión realizada durante la última legislatura respecto de este tema. Tal vez debería plantearse si llevamos 3 años perdidos o si por el contrario son 15. No estaría mal que pensara porque no planteó en la legislatura 2008-2011 una modificación del PGOU que hubiera evitado gran parte del problema. O porque nos felicitó en aquel pleno de 2011 por haber tomado las riendas de un asunto que nadie se había atrevido a afrontar. Por todo esto le invito a que deje de ofrecernos ilusionismos baratos en los que distorsiona la realidad consiguiendo que la culpa sea siempre de los demás; aléjese de las artes oscuras y dedíquese a solucionar problemas más terrenales como la cobertura, que seguro se lo agradecen.
