La demanda de mayor vistosidad para uno de los actos más importantes de las fiestas del Port de Sagunt como son las cucañas marítimas fue la nota más destacada de la jornada de ayer que, pese a la polémica que la envuelve y la ausencia por segundo año consecutivo tanto de los patos vivos como de las peñas, se recuperó en afluencia respecto al año pasado, ya que más de 2.000 personas llenaron la dársena pesquera.

La mayoría de asistentes al acto coincidió en que al evento le faltó atractivo y más espectáculo, sin que la sustitución de patos por pelotas termine de convencer. En este sentido se pronunció el alcalde de Sagunt, Quico Fernández, quien se comprometió a mejorar las cucañas para la próxima edición. «Esta fiesta tiene que ir a más y en esa dirección vamos a ir trabajando», aseguró el nacionalistas. Fernández adelantó que el gran cambio se producirá con el proyecto portuario del muelle norte que abrirá la instalación a la ciudad y permitirá «mayor espacio para atracciones marítimas y mejores accesos».

El mandatario saguntino reconoció que todavía se vienen reclamando los patos vivos por parte de la gente, pero que son «los menos» y que muchos otros ya empiezan a concienciarse en que esa tradición ha quedado atrás después de las sentencias y sanciones que las acompañaron en los últimos años.

Tanto Guillermo Sampedro, concejal de Deportes y Juventud, como Pepe Gil, responsable de Patrimonio y Mantenimiento, calificaban las cucañas de «continuistas» y coincidían en la necesidad de incorporar novedades para hacerlas más atractivas.

Por su parte, la concejala de Fiestas, María Giménez, que estuvo volcada en la celebración que organizaba su departamento, no ha hecho declaraciones pese a los requerimientos de Levante-EMV.

Aunque todo se desarrolló con normalidad y sin incidentes, sí que hubo quejas sobre la organización y por los cambios hechos en distintas pruebas. El evitar «provocaciones» llevó al gobierno de Sagunt a decantarse por pelotas en lugar de por patos de goma, como ya hiciera el año pasado al denegar el permiso amparándose en un informe que alertaba el riesgo de cometer prevaricación. «Por respeto y por no herir sensibilidades se optó por el lanzamiento de pelotas de goma», comentaba Sampedro, con las que se repartieron 1.500 euros.

Muchas pelotas sin premios

Sin embargo, el cambio no convenció porque de los 100 balones solo 42 portaban premio, lo que provocó quejas entre los participantes, quienes proponían premios menos importantes, pero más cantidad. Otros mientras tanto, calificaban el acto de «algo soso. No tiene la gracia de antes».

Antes del lanzamiento de pelotas, la mañana comenzó con la travesía a nado en la dársena sobre una distancia de 700 metros y posteriormente el palo engrasado. Sin embargo, los problemas con los chips de algunos nadadores, que complicaban la confección de la clasificación, retrasaron en cerca de media hora la prueba del palo, que tampoco estaba preparado a tiempo tras la imposibilidad de paso que tenía el barco encargado de engrasarlo.

Respecto a la travesía, la organización cifró la participación en 170 personas, aunque hubo cerca de 260 apuntados, casi 100 menos que el año pasado, tal y como avanzaban a este diario miembros del Club de Natación Morvedre, organizador de la prueba.

En cuanto a los ganadores, los más rápidos en cubrir el recorrido fueron Víctor David Resurrección y Laura Benavent, mientras que los mejores por categorías fueron los benjamines Ramón Calatayud y Valentina Guglienmi; los alevines Héctor Soler y Rosa Martínez; los infantiles Albert Mateu y Lidia Escobar; los júniors Pablo Fernández y Yaiza Grimaldos; los másters Alberto López y Pilar Raro; así como los veteranos José Antonio Salueña, Ángeles Landaluce, José Luis Martínez y Mª Dolores Terrádez.

En cuanto el palo engrasado, Mariano Muñoz volvió a proclamarse campeón, como viene siendo habitual después de 22 años compitiendo en esta prueba. Esta vez se llevó 300 euros, mientras que Roberto Rodríguez 200 y Mohamed Rouaz 150 euros.

Los cambios en esta prueba, que limitó los premios a los tres primeros en coger la bandera, también generó críticas por parte de los participantes que prefieren el sistema anterior de premiar a todo el que cogiera bandera aunque sea con menos cantidad. Estas modificaciones acortaron la prueba y restaron alicientes a los participantes.

Secundar las cucañas

El vencedor del palo engrasado hizo un llamamiento a secundar estas cucañas, después de todo lo que está sucediendo, aunque pidió al gobierno local que colocara el palo que había antes «más largo y más inclinado, porque ahora esta muy fácil y no tiene tanto mérito coger la bandera».