El paro, el turismo, la inestabilidad política, la participación, la industrialización, Parc Sagunt, la ordenanza de terrazas, los liberados del gobierno o el conflicto con Lafarge fueron algunos de los temas recurrentes durante las casi 5 horas que duró ayer el pleno sobre política general municipal, el primero desde la configuración del nuevo ayuntamiento con siete grupos, que reunió a un máximo de 15 espectadores durante su parte inicial.

El alcalde Quico Fernández protagonizó cerca de hora y media de ese debate a lo largo de tres intervenciones, que abrió con el reconocimiento de que «no podemos estar satisfechos de nuestra gestión, cuando todavía queda tanto por hacer». En el balance de su año y medio de gobierno, el nacionalista destacó como prioritarios los servicios sociales, ya que «hay mucha gente que necesita al ayuntamiento para cubrir sus necesidades básicas y no siempre conseguimos llegar a todos».

Sobre los ejes de su gestión, el alcalde se refirió tanto a la reindustrialización, de la que destacó el «durísimo» trabajo para finalizar la urbanización de Parc Sagunt y el desarrollo del potencial del puerto comercial, como el turismo para convertir «los recursos en productos de calidad». A estos añadió un tercer núcleo económico en el comercio.

Además de defender la eficiencia de la empresa mixta del agua. «uno de los principales motivos de controversia» en el gobierno, Fernández aseguró que «estamos cumpliendo de manera razonable nuestros compromisos y todavía tenemos que recoger mucho de lo que hemos sembrado durante estos meses y que ya nos permite ser una ciudad muy viva, que proyecta buena imagen hacia el exterior».

«Lentos, pero seguros»

También desde Compromís, Teresa Garcia incidió en que «vamos lentos, pero seguros». La también diputada autonómica, que, como el resto de portavoces, dispuso de dos turnos y un total de 35 minutos, lamentó de igual modo los «palos en la rueda» que se ponen desde el Gobierno del estado, especialmente en Ministerio de Fomento, al desarrollo de infraestructuras claves.

Esta visión más optimista de la situación en el Ayuntamiento de Sagunt la compartieron los socios de gobierno EU y ADN Morvedre. En este último caso, su portavoz Pablo Abelleira destacó que ha conseguido que Podemos en el ámbito estatal incluya entre sus propuestas la construcción del puente entre el Port y Canet d'En Berenguer, al tiempo que destacó la rehabilitación de un chalé de la Gerencia y la redacción del plan director para todo el complejo como «la mejor carta de presentación para encontrar financiación a la puesta en valor de la zona».

El edil de ADN también hizo hincapié en los procesos participativos abiertos desde el tripartito de Sagunt, que han permitido saber que «la gente piensa que la burocracia en el ayuntamiento mata muchas iniciativas y se convierte en un obstáculo para el desarrollo», algo que se propuso cambiar.

Desde la oposición, mientras, Sergio Muniesa y Raúl Castillo coincidieron en la capacidad del gobierno municipal para que «todos los colectivos se sientan ninguneados», en palabras del popular. El exalcalde añadió que «han cambiado la alfombra roja a las empresas por la letra escarlata», de tal forma que «han hecho perder credibilidad y confianza en este ayuntamiento».

Muniesa también hizo una de las escasas referencias a la desalinizadora, que «puede ser la ruina» del consistorio, al tiempo que lamentó el «ataque a las tradiciones festivas» o la incapacidad del tripartito para «gestionar el futuro», ya que «lo poco que hace, después lo rectifica».

Desde IP, Manuel González, destacó las opciones todavía abiertas para que el puerto comercial se convierta en el más grande del Mediterráneo con el desarrollo de Parc Sagunt» e hizo un desglose de las necesidades del Port, sobre las que pidió al gobierno que «no mienta más y, cuando plantee un proyecto, que precise también su financiación».

Por su parte, Francisco Crispín destacó que «todavía hay dos años y medio para rectificar» y señaló a la «soberbia» del alcalde como responsable de no alcanzar una mayoría absoluta. Además de afearle que «en el gobierno hace lo contrario que pregonaba en la oposición», el socialista calificó al tripartito como el de la «improvisación y el desprecio».

En cuanto a Ciudadanos, Raúl Castillo reclamó un plan turístico para aprovechar «todo el potencial de la ciudad». El portavoz de C's también dudó de la solvencia del plan de reindustrialización, al tiempo que censuró la escasa autocrítica del alcalde.

Durante las casi 5 horas, Lafarge fue uno de los temas recurrentes en el que cada cual reafirmó su postura entre las que destacó el alcade, al censurar«el servilismo de algunos, que ha hecho creer a la empresa que pueda hacer lo que quiera».