El pasado lunes 24 de octubre tuve el placer de entregar a Ángel Olmos Gauses el premio EPA a toda una vida. Desde que me lo comunicaron, me resultaba difícil imaginar un premio más merecido. No obstante, los tiempos de la gala me impidieron «ajustar cuentas» con el premiado y decirle cuatro cosas. En realidad y por resumir, solo quería decirle que para una generación como la mía representa muchas cosas, más de las que él imagina: Encarna la resistencia, el orgullo de clase, y no me refiero a la clase media, esa cuartada ficticia de movilidad social que te hace olvidar quien eres y de dónde vienes? Es sacrificio, es cambio, es diálogo, es consenso, pero sobre todo es trabajo y dedicación por el interés general.

El otro día alguien citaba al General Patton y le atribuía esta frase: «Cuando todo el mundo piensa igual?, es que alguien no está pensando». Pues bien, Ángel siempre ha hecho su trabajo, el trabajo de un sindicalista, que es pensar por sí mismo, contracorriente en muchas ocasiones pero siempre por el bien común. Eso le hizo ser de los primeros en esta ciudad (que en demasiada ocasiones se comporta como un pueblo con un gran campanario y un caserón con chimenea desde donde el cacique de turno lo vigila todo?), en plantear que el sindicalismo tiene muchas luchas que van más allá de las clásicas de corte materialista.

El siglo XX nos acercó a peleas tan importantes e interrelacionadas que hacen que no pueda entenderse el sindicalismo de hoy sin ellas: la lucha por la igualdad, el medio ambiente, la diversidad étnica y sexual y, en definitiva, los Derechos Humanos. Esto provocó que durante muchos años, y en cada problema o iniciativa local de cualquier índole, ciudadanos/as o políticos/as locales preguntaban «¿Qué opinan en CC OO?». La calle del Trabajo nº18, cobró su máximo significado como interlocutor y mediador imprescindible en la búsqueda del bien común.

Compartir lucha en una mesa es una de las mayores enseñanzas que le debemos a Ángel Olmos. Este pueblo no es muy dado en reconocer a los suyos, sin embargo en tu caso reúnes el consenso hasta en eso. Gracias compañero, a ti y como tu dirías, a tu familia por permitirte ser lo que eres.