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Otra consecuencia de la revalorización catastral de 2012

El caos que acompañó ayer la aprobación plenaria de los nuevos tipos de gravamen del impuesto de bienes inmuebles (IBI) en Sagunt es una consecuencia más del catastrazo aprobado en 2012 y que entró en vigor un año después. Y es que ese incremento medio del 157 % en el valor catastral se aplica a lo largo de una década, así que obliga cada ejercicio a rebajar el tipo de gravamen para combatir el aumento automático del 10 %. Así y para evitar espectáculos como el de ayer, que ya ofreció un adelanto el pasado año, todos los grupos políticos parecen coincidir en la imperiosa necesidad de reclamar en los próximos meses una revisión generalizada del catastro, un paso que sólo se puede dar a partir del quinto año desde la entrada en vigor de la ponencia, que en el caso de Sagunt se cumple en 2018. Si esta vía no tuviera éxito, la corrección del tipo de gravamen del IBI se quedaría sin recorrido para la capital comarcal, ya que el margen mínimo por ley es el 0,4, mientras que el pleno de ayer ya dio luz verde al 0,5 para 2017. Antes del catastrazo, este tipo estaba al 0,834. r. herrero sagunt

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