Los «sueños rotos» de la siderurgia integral o la Ciudad del Teatro, la tradicional falta de consideración a las propuestas ciudadanas, la descoordinación e inoperancia políticas y el paso del tiempo han provocado que a la mayoría de vecinos de Sagunt «no le importe» la Gerencia, cuya titularidad pública se consiguió tras años de reivindicaciones sociales.
Esta es una de las conclusiones del plan director, el estudio de detalle y el diagnóstico participativo encargados por el Ayuntamiento de Sagunt, que está previsto llevar al próximo pleno con la principal directriz de abrir todo el espacio y emprender su recuperación por fases para darle un carácter «auténtico», vinculado tanto el pasado industrial como a los futuros usos de estos casi 45.000 m2.
Este creciente desinterés, según el análisis del sociólogo Julio Bodí, se acentúa entre los menores de 35 años, a quienes el patrimonio industrial no les genera un sentimiento de pertenencia, pero también se manifiesta entre los entrevistados de más de 35 años, que no sienten estos elementos como propios al no establecerse una relación directa con el pasado del Port. En esta línea, Bodí asegura que «existe un perfil de población que tiene vinculación emocional con el patrimonio industrial, pero cada vez es más escaso».
La falta de «adhesión» a estos bienes no evita que las consultas realizadas durante los últimos años a ciudadanos, políticos y técnicos ofrezcan variadas posibilidades de uso para la Gerencia, entre las que destaca algún tipo de hospedaje como punto final de la Vía Verde de Ojos Negros o como reclamo para el turismo industrial. Potenciar su función de pulmón verde; crear la sede de alguna actividad formativa, como una escuela de hostelería o una guardería pública; abrir un centro de atención para personas mayores o un comedor social; así como dar cabida a cafeterías y restaurantes son otras propuestas vinculadas a la ciudad jardín y los chalés.
Rechazo al uso privado
Otras ideas planteadas son convertir los antiguos alojamientos para solteros de la primera planta del Casino en una pensión o dotar al complejo de una zona de conciertos. Los únicos usos con un rechazo mayoritario son los privados con fines lucrativos, el religioso y el militar.
Pero todo este desarrollo está supeditado a las actuaciones más urgentes para el uso público de todo el espacio libre de la Gerencia. Esta intención pasa, según el estudio de detalle elaborado por el arquitecto Carmel Gradolí, por hacer un catálogo de los valores botánicos y faunísticos que alberga el complejo; acondicionar los espacios abiertos para hacerlos utilizables; actuar en las edificaciones para garantizar su seguridad; así como señalizar el espacio. Otras voces también señalan como prioritaria la revisión de la instalación eléctrica y el alcantarillado.
Esta primera fase de los espacios abiertos está presupuestada en 5,5 millones de euros, mientras que la rehabilitación de los edificios ascendería a 9,6 millones. Antes de este segundo paso, tanto el arquitecto como el sociólogo reclaman que primero se tengan claros los usos y después de ejecuten los trabajos, justo al contrario de lo que se ha hecho hasta el momento en la Gerencia.
