La Audiencia Provincial de València ha condenado a un vecino del Port de Sagunt a siete años y medio de prisión por el intento de homicidio a su hermano con un machete de caza. Los hechos, tal y como informó en su día Levante-EMVLevante-EMV, ocurrieron a las 4 horas del 25 de abril de 2015, cuando el mayor cogió el arma de unos 25 centímetros de hoja y «con ánimo de acabar con su vida», según recoge el fallo, se abalanzó sobre su hermano pequeño «clavándole el machete a la altura del vientre».

Pese a la herida de unos 4 centímetros y la doble perforación de la cavidad gástrica, la víctima escapó del apartamento y llegó hasta la comisaría de la Policía Nacional, mientras los agentes acudían al lugar de los hechos, donde descubrieron un reguero de sangre desde el portal hasta una de las viviendas. Allí, el ahora condenado, que presentaba lesiones en las manos y fue quien llamó a emergencias, aseguró que su hermano le había despertado en mitad de la noche y le había agredido con un cuchillo jamonero.

La sentencia, sin embargo, considera que este extremo no ha sido probado y desatiende la petición del fiscal de tres años y medio de cárcel para el menor, que tuvo que ser operado de urgencia y se mantuvo ingresado en el Hospital de Sagunt durante nueve días antes de recuperarse del machetazo.

Durante el juicio, ambos se acusaron de haber originado el incidente, aunque la sección tercera de la Audiencia Provincial considera «poco verosímil» la versión del condenado. Su relato no ha convencido al juez, que ha dado más valor a las pruebas de ADN que muestran restos de sangre del mayor en los dos cuchillos, mientras del menor sólo aparece en el de caza y no en el jamonero, donde, según la sentencia, «deberían haber aparecido restos en el mango o en la hoja si -la víctima- lo hubiera utilizado, en especial porque fue él quien sangró de manera abundante».

Estado de embriaguez

El estado de embriaguez que presentaba el agredido esa noche es otro de los factores que tiene en cuenta el fallo, al considerar que esas condiciones hacían difícil iniciar un ataque.

Además del confinamiento en prisión, el juez condena al agresor al pago de 2.000 euros por las heridas, a los que habrá que sumar la cantidad que se determine en la ejecución de sentencia por las secuelas del ataque. El condenado tiene todavía abierta la vía del recurso a través del Tribunal Supremo.