La tensión y los nervios se apoderaron ayer de varios vecinos de la playa de Almardà sobre las 13,30 horas al ver con impotencia que un niño de apenas dos años se había quedado atrapado a solas en el interior de un coche cuando, sin querer, un familiar se dejó sus llaves dentro del vehículo y el turismo se cerró de forma automática.

La madre del pequeño no ocultaba su angustia al comprobar que todos sus intentos por abrir el vehículo eran en vano. Tampoco sus vecinos tuvieron más suerte, a pesar de que intentaron varias veces romper una ventanilla lateral . Cuando nada parecía funcionar y el niño también era presa de los nervios, los esfuerzos se centraron en desmontar la moldura del marco, a la vista de que los cristales no cedían.

No obstante, la intervención de la Policía Local hizo que finalmente se descartara esta opción y que el niño fuera liberado.

Agentes de la sección de Playas intentaron también romper una ventanilla con un martillo pero, al ver que éste rebotaba, acabaron rompiendo un cristal con ayuda de una herramienta que suelen llevar en todas las dotaciones y que sirve, además, para cortar los cinturones de seguridad en caso de accidente.

Para evitar daños al pequeño, los policías escogieron la ventanilla lateral delantera del lado izquierdo, que era la más alejada del niño, y al fin el menor pudo abrazar a su madre.

Ésta no es la primera que sucede algo similar en la localidad con coches que, como éste, se cierran automáticamente y se bloquean antes de que sus dueños caigan en la cuenta de que se han dejado las llaves dentro. En este caso, se calcula que el niño estuvo atrapado entre 10 y 15 minutos mientras el coche estaba a la sombra en el garaje particular de unos apartamentos, según fuentes policiales.