Árboles de Navidad, centros de mesa, belenes o piezas de cerámica artesanales que destilan sentimiento y pasión de sus autores. Piezas con la peculiaridad de que están impregnadas de alma, la que se dejan los niños de los centros ocupacionales de Socoltie y Sant Cristòfol de Sagunt en su elaboración, hasta el punto de que ya han «revolucionado» en la localidad el mercado navideño del regalo.

«Ha sido todo un éxito, hemos hecho cerca de 200 centros y todos se han adquirido», explicaba a Levante-EMV la presidenta de la cooperativa social sin ánimo de lucro Socoltie, Cristina Vila.

La respuesta a los productos artesanos elaborados por cerca de 40 usuarios con discapacidad funcional ha sido un revulsivo para ellos, que ha servido para subirles la autoestima y motivarlos a seguir trabajando. Además, les ha permitido llevar a cabo diversas actividades fuera y dentro de este centro ocupacional, gracias a los donativos obtenidos a cambio. Y presumir de que empresas, ayuntamientos y comercios muestran en sus dependencias estos elementos decorativos, que han sido creados con minucioso cuidado, gusto, cariño y mucha alma.

Para los centros de mesa, los usuarios han salido al campo a recoger frutos secos, hojas, piñas; elementos que luego convierten en verdaderas obras de arte que han vendido este año por primera vez en los mercados de la localidad.

Respecto a los árboles de Navidad, atrás dejaron la gomaeva como materia prima, optando este año por la madera, que combinan con otro tipo de materiales para los adornos.

Por su parte, los usuarios del centro ocupacional de Sant Cristòfol centran sus habilidades en un taller de cerámica, en el que realizan piezas típicas del belén. Allí dan rienda suelta a su creatividad, ya que cada uno decide qué pieza hacer y cómo elaborarla a partir de pegotes de barro, con un resultado extraordinario.

Otros optan por la técnica de la plancha a través de una lámina y una plantilla recortada que luego dejan secar y pintan con esmalte cerámico. Estas piezas son muy demandadas en esta época del año. Incluso han llegado a realizar belenes enteros por encargo o figuras sueltas para completar los nacimientos de particulares.

Aunque para algunos puedan ser meros elementos decorativos, sus monitores coinciden en que son mucho más: Tienen el alma y el sentimiento de unos usuarios que gracias a estos talleres «adquieren autonomía, mejoran su psicomotricidad, sus niveles cognitivos, aprenden a realcionarse e incluso a aceptar las críticas». En definitiva, que ayudan a ser más felices.