Que todo sea «maravillosamente normal». Así terminan «Cuentos diversos», dos historias para niños entre 6 y 10 años con un claro mensaje: «Normalizar la diversidad y acabar con la etiquetas que tanto hacen sufrir a muchos pequeños que no siguen los cánones sociales establecidos», como explicaba a Levante-EMV su autora, Marián García, quien ha contado para este proyecto con dos ilustradoras licenciadas en Bellas Artes: Teresa Cebrián y Marta Montero.

La iniciativa lleva dos años gestándose hasta que por fin se ha concretado en dos entrañables cuentos: «El payaso Yaso» y «El inquieto Pepeto», dos protagonistas que han sabido gestionar su diversidad y convertirla en habilidad a través de un mensaje claro de normalidad. Ésta es la finalidad de este proyecto que persigue convertirse en una herramienta educativa y de transformación social en los colegios. «Sabemos que es muy difícil acabar con la etiquetas, pero si en algo podemos contribuir para cambiar conceptos, allí estaremos para intentarlo», exponía García.

Los libros ya están terminados, ahora solo queda el último empujón, su publicación, para lo que han comenzado una campaña de micromecenazgo con la finalidad de recaudar fondos a través de internet y que una editorial publique estas dos emotivas historias. Para ello necesitan 4.500 euros ,de los que llevan recaudados cerca de 2.700 y tienen hasta el 7 de enero para conseguirlo. Estas aportaciones también servirán para donar 500 euros a dos asociaciones, 250 euros a cada una: la Asociación de Epilepsia de la Comunitat Valenciana (Alce Epilepsia) y la Asociación de padres con niños y adolescentes con déficit de atención e hiperactividad (Apnadah), colaboradoras en el proyecto.

Dos historias de profundo mensaje que enseñan a los niños a que ser diferente es algo positivo y que la diversidad llega a ser una habilidad. Así lo demuestran los protagonistas de «Cuentos diversos» a través de su día a día.

El payaso Yaso padece un problema de dicción que le mantiene preocupado, pues repite las últimas dos sílabas de todas las palabras. Un día, en el circo donde vivía se produjo un incendio y Yaso comenzó a gritar ¡socorro, corro, corro! La gente al escuchar corro comenzó a correr, tal y como había gritado el payaso, una tartamudez con la que salvó vidas y que le cambió por completo. Además del texto, en ambos cuentos cobran mucha importancia las ilustraciones. En el caso de Yaso, Teresa Cebrián ha optado por el dibujo clásico con el que hace brillar la historia.

El segundo de los cuentos está protagonizado por «El inquieto Pepeto», un gato que no puede controlar sus movimientos, hasta que un día se le cae el cinturón al suelo y cuando va a cogerlo se da cuenta de que es capaz de frenarse, lo que le llevará a aprender a dominarse. Para el relato, su ilustradora, Marta Montero, ha utilizado la técnica del collage, que dinamiza las aventuras de Pepeto.

El equipo están tan comprometidas con este proyecto y su causa, que no descarta nuevas historias. «Nos gustaría hacer una colección, con la que tratar otras diversidades y seguir contribuyendo a que éstas sean ´maravillosamente normales´», dice Marián.