El virulento incendio que ayer arrasó el Marjal dels Moros de Sagunt se quedó a pocos metros de la central térmica de ciclo combinado de Unión Fenosa y, ante el riesgo a consecuencias mayores, fue desalojada. No obstante, las predicciones más pesimistas no se cumplieron pues las instalaciones de la desaladora hicieron de parapeto, frenando las llamas e impidiendo que éstas entraran en la industria energética.

Ésta no fue la única instalación que se vio afectada indirectamente por el siniestro. También obligó a parar el tráfico de mercancías del puerto comercial y las descargas de la regasificadora de gas natural reteniendo a los trabajadores de ambas instalaciones dado el peligro que entrañaba «el humo raseado», explicaron fuentes de la extinción. Esto mismo propició que se decretara una alerta a la población del Port de Sagunt, en la que se aconsejaba a las personas más sensibles, mayores, embarazadas o con afecciones respiratorias que no salieran de sus casas, alerta que fue desactivada a medida que el incendio se iba estabilizando, aunque al cierre de esta edición seguía activo.

Las llamas también provocaron la caída de varios transformadores de luz que requirieron la intervención de la empresa Iberdrola en la zona. «La prioridad de los efectivos ha sido preservar el Grau Vell porque estaba habitado y el área industrial que linda con el humedal», afirmó el alcalde de Sagunt, Quico Fernández.

El fuego arrasó una zona de alto valor ecológico declarada Zona de especial protección de aves (Zepa) y Lugar de interés comunitario (LIC). Por ello, la diputada autonómica saguntina Teresa Garcia calificaba los daños de «desastre ecológico» .