Un verano más hemos disfrutado del festival Sagunt a Escena de la mano de Juan Vicente Martínez Luciano, implicando un salto cualitativo importante con otras épocas.

Toda una ciudad en movimiento alrededor de unos espectáculos y el consiguiente trasiego de venta de entradas, coches buscando aparcamiento, personas subiendo por la calle del Castillo, contemplando anonadadas la exposición en los balcones del barrio de la Tira de Dones, este año dedicada al Sueño de una noche de verano. Sorprendente.

Este entramado representa un esfuerzo colectivo de primer orden, no sólo de las instituciones oficiales, sino también de la sociedad civil, que es la que juzga, mira, contempla, trabaja y además paga por ver los distintos espectáculos y llena las calles de Ciutat Vella -Carrer del Castell, Antigons, Dolors, Sang Vella, Sang Nova- de alegría, sumiéndose en un estruendoso silencio cuando todo acaba.

Pero, hoy quiero hablar de una obra que me ha impresionado gratamente y que formaba parte del Off Romà. Se trata del Juicio y muerte de Sócrates, representado por los actores de Scaena Grecolatina, dirigidos por Gemma López acompañada de una exquisita selección de textos por parte de José Luis Navarro.

La representación se realizó en la Casa dels Berenguer los días 19 y 20 de agosto. Gratuita, lo que no implicó un menoscabo cualitativo, más bien al contrario, pues la gente, sabedora del buen hacer de esta compañía, se agolpaba a primeras horas de la tarde, en plena canícula de agosto, para obtener una entrada, dado que el aforo es reducido. Muchas personas se quedaron sin ella.

El espectáculo se vertebró en dos partes. Primero recogía momentos de gran tensión, vividos por Sócrates, durante el juicio al que fue sometido, acusado de corromper a la juventud. Fue condenado a muerte.

En la segunda parte, la acción transcurría en la prisión, donde el filósofo recibía la visita de sus amigos más fieles, que le proponían la fuga. La figura de Sócrates es un referente de valores éticos imperecederos, que nos retrotraen a la actualidad e incita a una seria reflexión.

También quiero hacer algunas consideraciones explicando detalles dramáticos y escénicos como las piedras, símbolo que vincula al espectador con la acción dramática, haciéndolo partícipe del espectáculo; la recreación de la prisión de Sócrates (ubicada en la actualidad en Atenas, cerca de la Acrópolis,) a través de las proyecciones; el baño de Sócrates antes de morir, mostrando sus manos limpias; el personaje del carcelero, que encarna la vergüenza de la humanidad ante un crimen injusto;así como el canto del gallo y el paralelismo que puede haber entre la figura de Sócrates y Jesucristo. Es curioso que se le acuse en el juicio de no respetar la ley y en la antesala de su muerte, insista en seguir la ley, la ley.

En el ámbito actoral, destacó el trabajo para doblar personajes, con registros muy distintos.

Recrear espacios, cuidar los detalles, buscar las piedras, que Gemma y Mireia encontraron en internet. Todo ha sido cuidado con mimo y rigor. La música, la escenografía, las luces y finalmente un público totalmente entregado, que participó como asamblea y votó con aquellas piedras negras y blancas, bebió la cicuta, entusiasmado con el buen hacer de los actores, sus voces sus gestos, la interpretación. Nada era casual, había detrás un trabajo minucioso, especial, de personas apasionadas por el teatro y la cultura grecolatina.

«Milagro teatral». Fue un derroche de calidad. Los espectadores disfrutaron, gozaron, se sorprendieron. Sucedió el milagro teatral en un espacio increíble.

Insisto en la calidad no en la cantidad, en un Sagunt a Escena de altura, en darle publicidad. En el Ayuntamiento trabajan 600 personas y unos cuantos asesores. ¿Es posible que no exista un departamento de publicidad y marketing? Mal vamos. Alguien debería poner a Sagunto en el mapa. El Ayuntamiento está para presionar. Sagunt a Escena ha de ser la Cultura en mayúsculas, no por casualidad, sino porque es un recurso que atrae y educa. Es necesario un mayor presupuesto.

Creo que el Ayuntamiento debe agradecer públicamente que esta obra se haya estrenado aquí antes de llevarla a otro sitio. Gracias mil, en nombre del Col.lectiu pel Patrimoni.