Se pueden imaginar lo que era hace 100 años un salón del automóvil? Desde entonces hasta hoy, las principales ciudades de Europa han celebrado este tipo de certámenes con el objetivo de dar a conocer las novedades que iban a lanzar los fabricantes. Hoy abre sus puertas al público uno de los más antiguos y respetados: París. Su larga trayectoria como fabricante con Renault, Peugeot y Citroën, metidos en su más profundo tejido social desde 1900, lo avalan como uno de los salones más emblemáticos del mundo. Los enormes avances en los medios de comunicación, la proliferación de nuevos modelos en el mercado y la necesidad de vender, hacen que se haya perdido el objetivo y la filosofía de estos grandes y costosísimos eventos. En épocas de bonanza aún se podían digerir, pero cuando la cuenta de resultados está bajo mínimos surgen los replanteamientos y las reducciones de espacio. Eso es lo que se vive estos días en La Port de Versalles con todos los dirigentes del mundo del automóvil haciendo declaraciones más o menos creíbles, y una vez superado el sarampión de los coches eléctricos que comienzan a encajar en su marco adecuado, tras una época en la que todo parecía electrizante. Se vuelven a ver caballos de potencia como el Ferrari SA Aperta, los Porsche, o los BMW concept serie 6, al mismo tiempo que pequeños pero matones, como el Audi A1 TFSI. Prácticamente todos los fabricantes han presentado novedades. ¡Estamos salvados, no ha muerto el espíritu del automóvil! Pero no crean que se ha parado el desarrollo tecnológico con los eléctricos a la cabeza, los cuales siguen su imparable camino, sobre todo entre los japoneses muy dados a compatibilizar con sus híbridos. En definitiva, una muestra más del empeño por parte del sector en sacar adelante una industria a base de innovación e ingeniosas propuestas, que reflejan un ambiente de optimismo, totalmente necesarios para salir adelante.