Ocultar a la aerolínea donde se trabaja que se padece una enfermedad capaz de alterar la capacidad de pilotar y seguir haciéndolo puede acarrear la pérdida de la licencia. Pero eso es lo que hacen seis de cada diez pilotos a los que se ha diagnosticado depresión, según la Organización Internacional de Aviación Civil. Y un 15% además esconde que se médica. Hay miedo a perder el trabajo. El informe de la autoridad aérea revela, además, déficits en el seguimiento de la salud mental de los pilotos. Y el perfil del segundo de Germanwings, Andreas Lubitz, es ejemplo. Los controles existen, aseguran los profesionales, y son responsabilidad de las compañías aéreas pero no se han mostrado eficaces.