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Puerto

La Marina cuelga el cartel de completo y habilita más amarres

El 25% de los barcos y yates anclados en València son de extranjeros, principalmente, franceses, alemanes e ingleses - Muchas embarcaciones funcionan como apartamentos flotantes y el alquiler por semanas va al alza este verano

Los pantalanes de La Marina de València, ayer al mediodía , llenos de embarcaciones. eduardo ripoll

La Marina de València ha colgado ya este mes de julio el cartel de completo. El cien por cien de los amarres están ocupados este verano, en el que la pandemia ha convertido muchos barcos en apartamentos flotantes, según explican fuentes del Consorcio València 2007. Los 900 amarres de la marina generan unos ingresos cercanos a los cuatro millones de euros al organismo que gestiona las infraestructuras de la Copa del América.

La subida de las tarifas de los amarres el año pasado ha supuesto medio millón de euros más para las arcas del consorcio, que ha tenido que habilitar más espacio para los barcos de recreo. Para atender la demanda de alquiler de amarres se han acondicionado este verano 15 puntos de atraque más en la marina sur (el año pasado también se ampliaron con 20 más). Todo a falta de poder licitar y ejecutar las obras de una nueva zona con casi medio centenar de amarres más junto al «canal y el veles e vents».

En un verano de recesión del turismo por la amenaza de los rebrotes de la covid-19 la Marina de València presenta los mejores niveles de ocupación. La marina, según apuntan los gestores, tiene tirón porque «estamos en la ciudad». «En unos minutos con el metro, autobús o en bicicleta te pones en el centro de la ciudad», añaden. Una ventaja que a otros puede disuadir al tratarse de un recinto más ruidoso que otros puertos deportivos, como el club náutico más apartadas y tranquilas.

Alquiler de barcos en auge

Con todo, este verano el calendario de eventos susceptibles de generar ruido o molestias a los vecinos del entorno de la marina, como los festivales de música, han sido suspendidos por el coronavirus. La marina será este verano un espacio más tranquilo para los dueños y arrendatarios de los barcos, en un 25% extranjeros (franceses, ingleses y alemanes). El charter o alquiler por semanas de barcos y veleros está en auge, constatan las fuentes del consorcio.

València, con cerca de un centenar de conexiones internacionales por avión, empieza a quitar clientela a la marina de Palma convirtiéndose en puerto base para muchos yates. En estos momentos, hay cerca de 200 personas «viviendo» en megayates amarrados en València, muchos de ellos tripulantes de estas mansiones flotantes que han pasado el confinamiento en la ciudad.

El negocio de los amarres, que el Consorcio tiene previsto seguir ampliando y pasar a gestión privada por concesión una vez se resuelva en la Comisión Europe el conflicto por posible competencia desleal por las ayudas estatales recibidas, se consolida, más allá de la restauración y los negocios relacionados con la innnovación, como el motor económico de la Marina de València.

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