Citando a Fray Luis de León, el presente reportaje podría comenzar con su célebre frase: «Como decíamos ayer...». Y es que las reflexiones sobre los festivales de bajo perfil en España son las mismas cada año que pasa. La fórmula parece haberse convertido en la herencia contemporánea de los festivales de la canción que salpicaron las costas del país en los años sesenta, como reclamo turístico, con la salvedad de que ahora no participan Julio Iglesias y Karina, sino Love of Lesbian, Iván Ferreiro o Vetusta Morla. El Arenal Sound de Borriana es un ejemplo paradigmático.

Tras una primera edición celebrada en 2010 y confeccionada sin criterio alguno, en la que compartieron cartel grupos internacionales en horas bajas (The Cranberries, Simple Minds) con artistas españoles de variado pelaje (de Macaco a Marlango, pasando por Bebe o Maldita Nerea), y que no logró ni la asistencia ni la repercusión económica esperadas, los responsables del Arenal Sound decidieron que no era necesario inventar un nuevo modelo de festival cuando estaba demostrado que ya había uno que funcionaba a la perfección. Así que, en su segunda edición, recurrieron al manual: Acumularon grupos nacionales e internacionales con target de audiencia juvenil, mayoritariamente asépticos y de sonido convencional (pero más o menos cercanos a órbitas de consumo indies) y reventaron el recinto.

Entonces falló la falta de previsión. Las infraestructuras no fueron suficientes para acoger a tanta gente y se vivieron situaciones de auténtico caos. No funcionaron ni el cámping, ni los servicios de limpieza, ni el párking, ni los aseos (la playa se convirtió en un urinario público), ni las medidas de seguridad, hasta el punto de que el alcalde de Borriana, José Ramón Calpe, declaró que pediría explicaciones a los responsables. Curiosamente, la situación (aireada profusamente en las redes sociales por los propios asistentes) no ha impedido que este año el festival no solo se vuelva a celebrar (la organización asegura en internet que las deficiencias han sido subsanadas), sino que no haya tenido problemas en encontrar patrocinadores: Cada uno de los cuatro escenarios lleva asociado el nombre de una marca de bebida.

Variadillo internacional

Tampoco resulta extraño, ya que los festivales comienzan a parecerse cada vez más a un macrobotellón adolescente con grupos de rock en vivo como difuminado telón de fondo. Por eso importa poco el nivel de los participantes. Este año, la cuota internacional la cubren bandas británicas como Kaiser Chiefs, ideales para amenizar juergas de hooligans (presentan The future is medieval, un cuarto disco de significativo título), o el dúo The Ting Tings, que publicó en febrero un segundo Lp (Sounds from Nowheresville) lejos de los resultados obtenidos por su debut, lanzado bajo el signo del hype y también de título revelador: We started nothing. Además, The Wombats, Crystal Fighters, Crookers, y hasta bandas llegadas directamente del Día de la Música (los interesantes Metronomy y los derivativos Two Door Cinema Club) o del Low Cost de Benidorm (The Sounds, Kakkmaddafakka).

También en la nómina internacional hay que citar al dúo electrónico alemán Digitalism, a Los Campesinos! (que pasarán por Valencia en septiembre), al disc jockey y productor Felix Da Housecat, pilar básico de la segunda generación house de Chicago, y a los estadounidenses Clap Your Hands Say Yeah, que, tras un primer Lp homónimo de gran impacto (y que no disimulaba sus deudas con Talking Heads), han ido perdiendo fuelle en Some loud thunder (2007) e Hysterical (2011), con el que parecían buscar un retorno al sonido de sus orígenes que, de momento, se ha saldado de manera bastante desigual.

La tropa estatal

Junto a ellos, el rosario interminable de bandas estatales, entre las que también es fácil encontrar algunas que han pasado antes por el Low Cost (Second, El Columpio Asesino, Supersubmarina), aunque el nombre que destaca por derecho propio es el de The Zombie Kids. Su actuación del año pasado no se celebró, según las pantallas del festival, «por causas ajenas a la organización», pero ellos comentaron en su Facebook que habían perdido el vuelo e intentaban llegar. Su último mensaje fue especialmente duro: «A ver, seamos sinceros, que el Arenal haya sido una puta mierda y que la organizacion no haya querido venir a buscarnos a BCN, que era el único vuelo posible, no es culpa nuestra». El tiempo, al parecer, lo cura todo.

En el cartel también se puede localizar a Zahara, Hola A Todo El Mundo, Sidonie, Maga, Anni BSweet, Lori Meyers, CatPeople, Niños Mutantes, Napoleón Solo, Corizonas, Sr. Chinarro o La Familia del Árbol, así como una curiosa apuesta por el mestizaje (Bongo Botrako, La Raíz, La Pegatina, El Puchero del Hortelano, Eskorzo). También una decena diaria de nombres que parecen relleno: Ragdog, La Sonrisa de Julia, Stay, Chinese Christmas Cards, Zenttric, Smile, Layabouts... Y una representación valenciana que incluye a Gatomidi, The Dirt Tracks y Metropol.

Además, este año la fiesta se amplía con dos jornadas de bienvenida sin presencia internacional. Un maratón lúdico al que conviene acudir con gorra, protector solar, toalla, ropa cómoda... y analgésicos. ?

Platja de l’Arenal (Borriana).

Del 31 de julio al 5 de agosto.

www.arenalsound.com