Elena Rayos valora especialmente el galardón porque fue concedido por los mismos compañeros de su gremio. La actriz oriolana también ha participado en series como Cuéntame, aunque confiesa que lo suyo es el teatro. En agosto, en Segovia, la podremos ver con su nuevo montaje: Penal de Ocaña, que narra los diarios de un joven estudiante que recorre distintos hospitales de sangre durante la Guerra Civil.

Premio Actriz Revelación de la Unión de Actores. ¿Vale más un galardón que procede del gremio en el que trabaja?

La verdad es que sí. Ha sido un premio poco esperado, porque entre los nominados había gente del cine y la televisión, que siempre es un escaparate mayor que el teatro, que es de donde viene mi nominación. No tenía mucha esperanza, y fue una grandísima sorpresa. Y una alegría enorme, claro.

Por primera vez el teatro supera al cine y la televisión juntos.

Fue toda una sorpresa, como ya te he dicho, al estar nominada con otros actores de cine y TV, que tienen más oportunidades por lo evidente de la repercusión. Pero sí, el teatro puede estar a la misma altura o más.

Nominada por la obra teatral Farsas y Églogas, de Lucas Fernández. ¿Cómo va la obra?

La obra ha funcionado muy bien, y aún nos quedan algunas funciones. Una en verano, y luego seguimos en otoño. Tenemos todavía bastante gira, sobre todo en el País Vasco.

¿Y qué es Farsas y Églogas?

Una historia de amor entre pastores, acompañada de una recopilación de las farsas y églogas de Lucas Fernández. Una historia de amor con música de la época.

¿Cómo le ha afectado la subida del IVA cultural?

Esta subida está haciendo mucho daño y cada vez hay más compañeros atrapados, que tienen que buscarse la vida como pueden. Es difícil vivir de esto, porque cuando antes había cuatro producciones al año, ahora hay solo una. Todos los sectores se han visto muy dañados por esta medida.

Nada es igual desde la crisis en el panorama cultural.

Antes había más respeto, y las programaciones de los teatros eran más rigurosas. Antes de la crisis se tenía un respeto mayor por la profesión.

¿La única manera de ser actor pasa por salir del pueblo y marchar a Madrid o Barcelona?

Uno puede ser actor donde quiera, pero la oportunidad que te ofrece la capital no la vas a encontrar en el pueblo. Por eso, tienes que salir para que luego puedas volver, y trabajar en producciones grandes. Eso es lo que te da Madrid y Barcelona.

También le hemos podido ver en series como Cuéntame, El Comisario o Aquí no hay quién viva.

Lo de las series es otro mundo, que me da mucho respeto, porque hay menos control para la interpretación. El teatro mima mucho la interpretación con los ensayos, y puedes ir preparándolo lentamente. En la tele es mucho más rápido, y es un vértigo que no sientes en el teatro. Es otra manera de trabajar.

La cosa pinta tan mal que hasta los grandes actores del cine español se apuntan a las series.

Hay actores muy buenos en la televisión, en el cine y en el teatro. Cada uno encuentra su perfil. Pero sí que es verdad lo que dices, y los que hacían cine se van a la tele, y los que hacían tele se van al teatro, y los que hacían teatro hacen lo que pueden.

«Si desapareces dos años de la tele, te dejan de llamar». Eso lo cuentan en su gremio, ¿no?

Esta es una profesión que tienes que estar siempre ahí, y cada vez somos más gente. Hay que estar siempre entrenando, porque cuando estás un tiempo sin trabajar, te entra el miedo. Y eso es algo difícil en esta profesión, porque no siempre se trabaja y hay parones muy largos, y luego en cambio puedes tener muchos proyectos y no parar de trabajar.

¿Qué le dice Ciudad de la Luz y su proceso de venta?

Es una pena, por el despliegue de medios alucinantes que hay, y no se haya podido dar una salida. Triste que se haya hecho también en un momento de caos y crisis como éste. Y una lástima también por el dinero que se ha invertido con mucho esfuerzo Han influido muchos factores para esa situación de Ciudad de la Luz. No era el momento y tampoco se han dado las circunstancias.