Caletas, playas de arena finísima (la de El Mojón me pareció casi como el talco) y líneas de escollos que las protegen y las hacen muy seguras. Y cálidas. La zona está atrapada en un ciclo autoalimentado de primavera indefinida, que es lo que buscan los jubilados de media Europa. Quilómetros de costa por donde se habrá pasado mucho matute. La construcción se ha frenado, pero no se ha detenido. Enormes colonias de adosados, casitas y chalés.

Y a veces, buena arquitectura. Llegamos al núcleo urbano y es de la más estricta lógica que un lugar llamado Pilar de la Horadada celebre fiesta un 12 de octubre. La iglesia de ladrillo aprovechó elementos antiguos, pero es nueva y mejor resuelta que la mayoría de las que se hicieron en los últimos lustros. Y lo mismo pasa con la modesta pero interesante iglesia de la playa: los modernistas ya descubrieron que el arco ojival es lo más de lo más, lo mismo en iglesias que en almacenes o bodegas, y si se hacen a diversas alturas, crean un efecto melódico, una cadencia. La iglesia de San Pedro del Pinatar, del lado murciano, es la más atrevida: con una torre como un minarete azul, una cúpula de madera y unos frescos, al modo del beato lebaniego, de cierto gusto. Llegamos en el momento en que un uniformado de San Javier es nupcialmente enlazado con una señorita.

Pasear por Pilar de la Horadada, que era pedanía de Orihuela antes de su independencia, en 1986, depara pocas sorpresas: todo es nuevo o novísimo. Sesenta años es aquí una antigüedad, aunque la Torre Horadada tenga casi quinientos (y muchos remozamientos a cuestas y un club náutico y un puerto deportivo adosados). Las terrazas de las heladerías del paseo marítimo están atestadas de europeos golosos (más del 20 % de la población es extranjera). 28 ºC/29 ºC al mediodía. Tragaperras y casas de apuestas. Había en marcha el clásico centro cultural emblemático, que se llamó La Paloma y que tuvo irrupción desaforada y vida breve. Se quedó de un aire después de causar más gastos de los presupuestados y, finalmente, fue desguazarlo como ruina incompleta a estrenar.

La sierra Escalona queda relativamente lejos del mar, pero es otro ambiente. Paraje del río Nacimiento. Charcas (artificiales) de Lo Monte, el elitismo de la Dehesa de Campoamor (todo vallado, campo de golf, chalés en las colinas). Subimos a San Miguel de Salinas, donde nace un conducto de salmueras para alimentar las Salinas de Torrevieja.

Prefiero el camino del sur. Bordeamos una acequia donde grazna una focha. La acequia es el último hito del País Valenciano, y al otro lado, las salinas, preciosas, y el campo de dunas (bien cuidado), pertenecen a Murcia. Muchos excursionistas de gorra, mochila y botas. Los pollos de flamenco aún están feos: habrán de comer más camarones para ponerse rosados.?

Comer

Restaurantes

Restaurante juan mari

San Pedro del Pinatar. Arroces y cocina marinera. Calderos por encargo. Treinta y cinco euros por persona. Calidad.

c/. Emilio Castelar, 113.

Tel. 968 186 298.

Dormir

Hoteles y paradores

Hotel Lo monte

Pilar de la Horadada. Aunque emplazado entre la nacional y la autopista, es una isla tranquila. Luminoso y confortable. Con restaurante bien surtido. Treinta y cinco euros, la doble.

Tel. 630 013 710.