Su mayor defecto y el que la priva de lograr afianzarse en el campo de la comedia es la falta de consistencia de los personajes, especialmente de esas cuatro mujeres que constituyen la esencia de una película que ofrece, desde luego, una mirada absolutamente femenina a las relaciones hombre-mujer en un periodo clave de sus vidas, el que transcurre después de terminar los estudios universitarios y antes de contraer matrimonio. Es, por ello, un análisis de esa soltería que se manifiesta de muy distintas maneras en la mujer y que aquí tiene como decorado la populosa urbe de Nueva York.

Es una adaptación del libro de Liz Tuccillo y aunque ofrece en ocasiones algunas consideraciones interesantes al respecto y diversos motivos para la sonrisa, es evidente que el director Christian Ditte no ha encontrado las claves decisivas de la trama. Por eso la película va a menos y atraviesa por fases que dejan bastante que desear.

Con Dakota Johnson como líder del grupo de mujeres en el cometido de Alice, aprovechando el caudal de popularidad que le otorgó 50 sombras de Grey , entramos con irregular fortuna en la intimidad de unas jóvenes que viven una innegable encrucijada. Alice, en concreto, acaba de romper las relaciones con su novio, con el que ha vivido sentimentalmente sus estudios en la universidad, sintiendo que su vida se queda vacía y confiando en una futura reconciliación.

Es una circunstancia que permite a Alice experimentar sensaciones que no conocía y abrirse a otros hombres que desfilan por su itinerario sexual. Además, con la colaboración de la siempre divertida y aparatosa Rebel, que ha superado todo los complejos por su exceso de peso. Con menos definición y sin la convicción necesaria encontramos a una doctora y comadrona, Meg, que es hermana de Rebel y que a pesar de estar todo el día rodeada de niños ella ni los tiene ni está casada. Eso sí, es consciente de que su reloj biológico está llegando a su fin en el tema de ser madre.