El vídeo del manotazo principesco a la real abuela en la puerta de la catedral de Palma, una joya de arquitectura imponente, bella, emocionante, como una nave varada a pocos metros del mar, no sólo viaja por medio mundo sino que ya empezó el debate más profundo. ¿Nos merecemos esto?

El mago Cristóbal Ricardo Montoro sacó el otro día las zanahorias de su chistera y regaló a la Familia Real un aumento para sus gastillos, que ya alcanza los 8 millones. La escena a la salida de la misa de Pascua con el cogollo real unido por la tradición de su fe es propia de un programa chabacano de convivencia.

La Familia Real española da pábulo a un zafio 'Gran Hermano' cuando la princesa de Asturias, Leonor de Borbón Ortiz, retira de su hombro con malos modos la mano de su abuela, que por mucha reina emérita que sea doña Sofía no deja de ser abuela.

Pero entre la nena y la abuela, y el posado privado que, según Albert Castillón, 'Espejo público', Antena 3, había pactado la abuela con el fotógrafo de la Casa Real para tener una foto con sus nietas, se interpuso la insolente, sí, insolente y maleducada mamá de las criaturas, la reina Letizia. La cara del rey Felipe, cuando se da cuenta de la movida ante público y fotógrafos, es de perplejidad y te vas a enterar cuando lleguemos a casa, bonita.

Dicen que la plebeya cuida mucho la exposición pública de sus hijas, lógico, pero detrás de este rifirrafe ante las cámaras queda claro que algo no va bien, y que si el piloto de esta serie, de apenas 10 segundos, ha enganchado a pro y contras, es urgente que la Casa Real se ponga en marcha y brinde, gratis, la evolución de los hechos.