Regala motivos para la sonrisa, pero también para la reflexión, y es una deliciosa comedia que mereció el César a la mejor actriz revelación para Camelia Jordania, y que fue nominada al de mejor largometraje y mejor actor (Daniel Auteuil). Méritos que se justifican en una cinta que llama especialmente la atención por unos diálogos muy elaborados que sitúan a los personajes en su entorno social concreto.

Es la quinta película de Ivan Attal, la primera que llega a las pantallas españolas. El factor clave para el buen funcionamiento de la historia es, por supuesto, la labor de los dos protagonistas, que en todo momento dotan a sus personajes de la calidad humana y de la distinción que requerían.

Camelia Jordana, que interpreta a Neila, es, en este sentido, un ejemplo a subrayar, ya que hace frente a su trabajo más sólido y de relieve con una naturalidad sorprendente. El veterano Daniel Auteuil, por su parte, demuestra una vez más su talla indiscutible. Un binomio que funciona casi a la perfección y que transita por un decorado elitista, la Facultad de Derecho de París, en el que dos personas abiertamente enfrentadas encontrarán razones para ayudarse mutuamente.

Desde que Neila, una inmigrante francesa norteafricana, irrumpe en el aula de la universidad, llegando tarde a la primera clase, la relación entre ella y el profesor Pierre Mazard se hace insostenible. Él, especialmente, denota actitudes racistas y tendencia a insultar, provocando un profundo malestar que se extiende al resto del alumnado e incluso a la dirección. Y ella reacciona ante este panorama con una lógica tensión y crudeza. Tanto es así que ambos son "castigados" por sus superiores, que les obligan a colaborar juntos en un concurso de oratoria que les llevará a visitar buena parte de Francia.

Como es lógico, esta circunstancia provoca un enorme cambio entre ellos. Una trama que oscila entre comedia y drama, y que deja entrever cuestiones a tener en cuenta que no pierden nunca su gravedad, ni siquiera con la vertiente de humor que le aporta el director.