En Higueruelas, la naturaleza y la historia se dan la mano. Casi cualquier ruta que arranca o discurre por este municipio serrano está salpicada por algún elemento patrimonial o natural que embellece el camino o, como poco, lo enriquece. Es el caso de dos rutas que nacen en el casco antiguo y son circulares, la PR-367, más conocida como senda del Pino Viga de Horcajo hasta los Hornos Romanos del Cerro de la Viña, y la SL-CV 67, que une el Pino Rebollón con el Antiguo Yesar. Antes de embarcarse en cualquiera de ellas no hay que perderse en el centro urbano la Iglesia de Santa Bárbara del siglo XVII, la Fuente del Olmo y el Aula Interpretativa de la Guerra Civil así como el refugio, recientemente inaugurado.

El segundo de los senderos propuestos es fácil y discurre por la naturaleza, al oeste del municipio. En el recorrido destaca el conjunto etnológico del antiguo Yesar del Cerrito, un lugar donde se extraía yeso y siguiendo el camino, justo antes de retornar al pueblo, se accede a la zona recreativa Fuente del Ladrón, a los pies del poblado ibérico del siglo IV a. C. de El Castellar.

El Lavadero de los Leprosos

El sendero PR-CV 367 discurre por el sur de Higueruelas. Al principio del itinerario nos encontramos con el Pino de la Viga Horcajo, que en sí mismo es una reliquia: tiene 200 años de edad y 20 metros de altura. A pocos metros está el lavadero de Los Leprosos, una construcción a las afueras hecha para los enfermos que no podían mezclar su ropa con la de las personas sanas.

La ruta continúa por los frondosos pinares en el Alto de la Buitrera y tras ellos nos topamos con el Corral Blanco, una construcción típica de la comarca con arcadas. Está levantada con mampostería y tapia, cubierta con madera de la zona, cañizo y teja, todo fechado en el siglo XIX. El final de la ruta es otro corral, pero con más valor patrimonial y arqueológico: la Joya de Higueruelas, el yacimiento de Los Alfares Romanos de El Cerro de La Viña. Se trata del segundo vestigio de época romana más importante de La Serranía, solo por detrás del acueducto de Peña Cortada en Calles.

Corral de Rodríguez y Hornos romanos de Higueruelas

El yacimiento fue excavado entre 2003 y 2010 y se encuentran ruinas de dos periodos distintos: por un lado, el Corral de Rodríguez, de finales del siglo XIX, que es la construcción más visible porque mantiene la tradición de los diversos arcos y una parte cubierta y otra descubierta. En este mismo lugar encontramos el alfar romano de mediados del siglo I d. C., donde se hallan dos hornos de producción cerámica, los secaderos de piezas, las fosas vertedero, los almacenes y talleres y las dependencias para los esclavos. Se encuentran acordonados para evitar las intrusiones pero gracias a los paneles explicativos podemos conocer y comprender la distribución de los hornos. 

Junto a los restos de los hornos romanos se encontraron unas fosas que usaron como vertederos. Los restos que desperdiciaron han sido fundamentales para los arqueólogos que estudiaron la zona

Hornos y secadero romano en Higueruelas

Están construidos excavados en la roca geológica, para mantener mejor el calor, y depués se construyeron arcos para sujetar la parrilla. 

Zona de hábitat romano

A mediados del siglo I d. C gobernaba el emperador Claudio y en Higueruelas comenzaron a trabajar la alfarería. Principalmente y a tenor de las excavaciones arqueológicas realizadas, se destinó a la obtención de materiales de construcción cerámicos como tejas y ladrillos, y con el fin de abastecer a las villas romanas de la zona y a la villa propietaria del esta pequeña industria, ubicada unos 500 metros al norte. Además, se fabricaban los utensilios de uso cotidiano, pero no para comercializarlos sino para uso de los trabajadores y señores de la villa.

De lo que fue todavía queda constancia. Los arqueólogos pudieron documentar un edificio de almacenes y de hábitat de los trabajadores. Las estructuras sufrieron daños importantes por los procesos agropecuarios del siglo XIX y XX, que arrasaron la mayor parte de los elementos arquitectónicos. 

Sus muros eran en su base de mampostería trabada con tierra y encima se apoyaban ladrillos de adobes, hechos con una mezcla de arcilla y paja secada al sol pero sin cocer. A la entrada del edificio había una zona porticada, lo que explica que desde los muros perimetrales partiese un tejado de tégulas planas típicas romanas que se inclinaba hacia el centro de pórtico para recoger el agua de lluvia. En la parte norte se accedía ya a las dependencias de los esclavos donde se realizaban labores artesanales y donde residían.

Rutas senderistas en Higueruelas

Muy cerca del edificio aparecieron los restos de una fosa excavada en la roca geológica que según todas las fuentes habrían sido destinadas para tirar los desperdicios. Es aquí donde los habitantes del siglo I d. C. que permanecieron en el Cerro tiraban su basura, tanto orgánica como inorgánica. Esta práctica dejó restos de cerámicas, para ellos inservibles, porque estaban rotas, pero para los arqueólogos son elementos de un alto valor porque explican las actividades y la cronología de sus habitantes. Se hallaron fragmentos de cuencos, jarras, pesas de telar, morteros, cazuelas, vasos y ollas.