­Caer eliminada en un grupo con Japón, Honduras y Marruecos no es para rasgarse las vestiduras, sino para tomar cicuta. Acudir a los campos deportivos con el argumento de la españolidad se ha demostrado que no es suficiente. Ser español no basta para ganar.

Los muchachos llegaron convencidos de que estaban bendecidos, ungidos por los mayores y predestinados al triunfo. Bastaba la camiseta para acomplejar a los contrarios. La Federación, que no suele cuidar ciertos detalles, hizo jugar a La Roja con un escudo en el que figuraban las flores de lis de los borbones franceses. Nadie en la Federación se percató de que el escudo del fútbol no coincidía con el oficial y, ante la denuncia de un experto, Villar optó por quitar el banco.

En los Juegos, para evitar más críticas, la camiseta solamente lució tres franjas con los colores de la bandera nacional. El espíritu en el juego tampoco era el establecido como por los recientes campeonatos en que se ha ganado de manera brillante.

El fútbol nos ha rebajado los humos. Ahora, el equipo ha de jugar contra Marruecos, que se jugará la clasificación. Los españoles están obligados a ganar para no salir de Inglaterra vencidos y humillados.

La primera semana olímpica suele estar definida por las derrotas en los deportes menos populares. Ahora, con las nuevas tecnologías, el Comité Olímpico Español ha montado un servicio en el que trasmite cada resultado y aunque es de agradecer el trabajo empieza a ser deprimente. Antes, los periodistas buscábamos información de determinados deportes y ahora tenemos a mano todo cuanto sucede y el mensaje suele ser el mismo: "fin de participación". Y tal ocurre con el tiro, yudo, tiro con arco y, desgraciadamente, también ha sucedido con el tenis, en el que cayó la presunta pareja de la Copa Davis, Marcel Granollers y Marc López.

En el capítulo de resultados poco entusiasmantes, a pesar de Mireya Belmonte, está la natación. En gimnasia el equipo acabó en noveno lugar lo que era previsible dado que ya no compiten Deferr y Carballo.

Estamos ya en vísperas de las competiciones de atletismo y las eliminaciones serán el mensaje constante. Hay que soñar con que tenis, baloncesto, balonmano y waterpolo nos saquen de la depresión. Y siempre habrá un deportista inesperado en pruebas de deporte minoritario.