La llegada de Usain Bolt al firmamento atlético ha dado un nuevo giro a este deporte, necesitado de un ídolo a seguir tras años de depresión y desilusión por los reiterados casos de dopaje, especialmente en la velocidad. Por eso, su victoria el pasado domingo en los 100 metros se ha saludado como una buena noticia. Gran noticia. Pudo ganar Yohan Blake, claro que sí, pero no sería lo mismo. Bolt es único porque, a sus condiciones naturales, añade un carisma fuera de toda duda. Sus cuidadas puestas en escena, que han ido imitando otros atletas €la presentación de corredores de 100 metros se ha convertido en un festival de bromas, guiños y alguna payasada, salvo Tyson Gay, que nunca sonríe€ son el maridaje perfecto a una anatomía que ha sido ya objeto de todos los estudios imaginables.

Usain Bolt tiene ahora mismo 26 años. Está en su momento cumbre. Puede prolongarlo, pero la duda reside en si estará en condiciones de mejorar sus mejores marcas mundiales en una cita olímpica, ya que, a falta de lo que haga en el 200 y en el relevo corto en Londres, a Río de Janeiro llegará con 30 años.

El problema ya no es Bolt. Es la raza humana. ¿Dónde está el límite para recorrer cien metros? En un estudio que publicaba ayer el Servicio de Información y Noticias Científicas se cita la marca de 9,40 como el límite donde ya será imposible bajar. Quizá, en cien años, esta afirmación sea tan risible como lo sería en los Juegos de Atenas de 1896, que alguien afirmara que el hombre no puede bajar de diez segundos en el hectómetro, algo que se ha logrado ya en casi 600 ocasiones.

El límite del ser humano existe y está representado por las propias estructuras fisiológicas, dice Piero Galilea, médico del CAR de Sant Cugat. «Lo difícil es saber dónde está».

Usain Bolt aúna una gran estatura, masa múscular y fuerza combinada. Sus fronteras físicas son 1,95 metros de altura y 94 kilos de peso. «Aunque tenga que movilizar mucha masa, las piernas largas son una ventaja biomecánica por el efecto de palanca», dice en el reportaje del SINC el doctor Joan Ramon Barbany, profesor de fisiología del ejercicio de la Universitat de Barcelona.

El matemático Reza Noubay, de la Universidad de Bloomsburg (EE UU) también destaca de Usain que «es el ejemplo perfecto que combina las ventajas mecánicas de un hombre alto con las fibras de contracción rápida de un hombre pequeño».

No hay que olvidar que correr forma parte de la estrategia evolutiva de la especie. El hombre tuvo que aprender a correr tanto para cazar como para evitar ser cazado. A partir de ahí, interviene la selección evolutiva. Los afroamericanos son los grandes dominadores de las carreras de velocidad. Tan sólo algún africano se cuela ocasionalmente.

El Instituto de Investigación Biomédica y Epidemiológica del Deporte señala que la curva descendente en la consecución de récords mundiales en los Juegos Olímpicos empezó a descender a partir de 1968. No debe extrañar. Ahora es ya casi una rareza y es, en gran medida, por el nuevo concepto del atletismo profesional, inexistente (o tapado) hasta mediados de los setenta. Ahora, los corredores tienen incentivos económicos mucho mayores si logran las mejores marcas en mítines. En las pruebas de fondo, por ejemplo, un récord mundial raya en lo impensable porque los finalistas carecen de un elemento esencial para lograr esas marcas: las bien remuneradas liebres.

Otro de los aspectos en los que incide el estudio, referido a las pruebas de atletismo, es que en el 64 por ciento de las pruebas de atletismo no se aprecia mejoras desde 1993. Tampoco debería extrañar. Es la época del final del comunismo y, con él, un granero de marcas de dudosa honestidad. Todavía perviven cuatro récords de la República Democrática Alemana, así como tres soviéticos, dos búlgaros y uno checoslovaco.

En ese año 1993 se batieron dos récords de fondo de la no menos dudosa manufactura china (Junxia Wang y Yunxia Qu). La prematura muerte de Florence Griffith, y el hecho de que ninguna mujer haya podido ni acercarse a sus marcas (la que más, Marion Jones, fue borrada del mapa) da ya muy poco valor a los récords de 100 y 200 que ostenta desde 1988.

La cuestión es: si aquellos atletas estaban estimulados, ¿lo están los actuales? Sobre Usain Bolt han planeado toda suerte de especulaciones. Pero, sobre todo, la sospecha ha recaído más en el conjunto del país. Jamaica domina, en hombres y mujeres, toda la velocidad mundial. Usain Bolt, Asafa Powell, Yohan Blake, Shelly-Ann Fraser, Veronica Campbell... ¿Casualidad o sistematización? ¿Ocupan el vacío que dejó Estados Unidos tras el llamado «escándalo Balco» con el descubrimiento de la tetrahidrogestrinona? Bolt se somete a análisis como el que más y, a día de hoy, está limpio.

Hay otras variables artificiales que pueden contribuir a la pulverización de marcas. Por ejemplo, la mejora en el diseño tanto de las zapatillas como del tartán.

Usain Bolt ostenta el récord del mundo de 100 metros con una marca de 9,58 y el de 200 (que pondrá en juego en los próximos días), con 19,19. Y años por delante para seguir bajando. Hasta establecer la frontera de la raza humana.