Un ciclista ha muerto atropellado en la nueva rotonda que conecta la Ronda Nord, la Avinguda de Catalunya y la Avinguda dels Tarongers de Valencia. Desgraciadamente, este accidente no es una sorpresa para los ciclistas que pasamos a diario por allí, y somos muchos los que lo hacemos, camino de la universidad. Más allá de la aberración que supone que, a estas alturas, ese tramo de la Ronda Nord carezca de carril bici, la nueva rotonda se ha construido fomentando la posibilidad de que los vehículos a motor alcancen altísimas velocidades. Adicionalmente, los semáforos están regulados de manera que invitan a cruzar los pasos de peatones y ciclistas en ámbar (para lograr una ganancia mínima, de unos metros, hasta encontrar un semáforo en rojo) y a gran velocidad.

El resultado es que, para ciclistas y peatones, cruzar aun teniendo el semáforo en verde es una actividad de alto riesgo, con coches superando ampliamente los 50 km/h. que se lanzan en cuanto ven el más mínimo hueco... o aunque no lo vean del todo claro. Esta situación, además, se produce muchos días a la vista de los agentes de la Policía Local de Valencia encargados de regular el tráfico de entrada a la ciudad y, al parecer, únicamente preocupados por agilizarlo al máximo, aunque sea a costa de la seguridad de viandantes y ciclistas. A pesar de que esta situación ha sido reiteradamente denunciada, la actitud del Ayuntamiento y sus agentes ha sido hasta la fecha, el más absoluto pasotismo.

Es lamentable tener que señalarlo, pero la muerte de un joven en esa rotonda no es una sorpresa para nadie que la use. Y tampoco para las autoridades, que debían estar más que advertidas.