La presidenta del Palau de la Música y el flamencólogo Pedro Sendra, en la presentación de la XIV Edición del Festival, han afirmado que «este año cuenta con un cartel de grandes figuras». Mayrén Beneyto ha explicado que «seguimos apoyando nuestro Festival de Flamenco a pesar de vivir una situación económica difícil como la actual, por la gran afición y por la demanda que existe en Valencia por este género». Sendra ha comentado también que «hemos intentado traer a artistas de primera división. Este año también hemos querido contar con espectáculos de fusión, como es el caso de Buika, y el resto es flamenco puro»(?). Vayamos por partes.

1. La señora o señorita Beneyto se cargó el Festival Flamenco del Palau hace una década aproximadamente. Años después nos presentó un sucedáneo que ha ido degenerando hasta llegar al esperpento actual. Los aficionados preferiríamos que no programara nada antes que insultarnos con este bodrio.

2. La presidenta del Palau parece que nos hace el gran favor de nuestra vida programando este falso festival de Flamenco. ¿Acaso los aficionados no pagamos impuestos? Tenemos derecho no sólo a un buen festival, sino a una programación regular, de calidad y bien gestionada para que no suponga un gasto innecesario al erario público, lo cual —aunque no se lo puedan «ni de creer»— es posible. Mientras que se confeccionan festivales de Flamenco sin Flamenco (manda h...), hay decenas de cantaores/as que se ven obligados a cambiar de profesión porque no les llegan contratos.

3. El programador, pomposamente autotitulado flamencólogo, demuestra edición tras edición no saber de esta feria absolutamente nada. El perfecto advenedizo. Vamos, que no sabe hacer la O con un canuto. La prueba es que si se enterara sólo un poquito, se moriría de vergüenza. Es necesario ser muy torpe para escoger a este señor como encargado de esta tarea, a no ser que hayan intereses inconfesables o se nos esté ocultando algo que explique este desatino.

4. El ridículo que hacen los responsables políticos de este engendro en el mundo entero es de escándalo. Da vergüenza ajena. Es como si para un festival de jazz se contratara a Miguel Ríos, La Oreja de Van Gogh y El Canto del Loco. Si con la música clásica funcionara igual el Palau, a buen seguro se montaría un escándalo de considerables dimensiones, pero como se trata de flamenco... ¡que les den!

5. Éste es el «maravilloso» programa para la XIV Edición. Diego El Cigala, que inaugurará el festival, ha declarado que «Ahora mismo estoy en Argentina confeccionando un disco de tangos. Me estoy encontrando muy cómodo con este género...». Para el Palau prepara un espectáculo a base de boleros, tangos, rumbas, etc., «que será un compendio de mis tres últimos discos, además de alguna sorpresa». El Cigala es un cantaor/cantante muy limitado, de escasos recursos naturales o técnicos, muy lineal; con una voz meliflua y amanerada. En el argot flamenco se conoce como «laína» (aguda). Sólo me quedan las dudas de si estará igual de horroroso que en su visita de 2005, de si volverá a actuar sentado sobre un taburete de barra de bar haciendo contorsiones para llegar a los cubatas y cuántos de ellos se zampará durante la actuación.

Miguel Poveda es (o era) un cantaor sin duende pero correcto que se ha destapado como un artista que le da igual carne que pescao. Ha salido del armario artístico para mostrar sus verdaderas preferencias y no se ruborizó al declarar en 2006 que prácticamente reniega de sus primeros discos de flamenco. ¿Volverá a sus tiempos de rumbero con sus hermanas en Badalona y alrededores?). Por de pronto, anuncia que viene a cantar «Cosas del Querer», su última producción discográfica dedicada íntegramente a la copla, que es —según se desprende de sus propias manifestaciones— lo que más le gusta. Nada que objetar respecto a sus gustos ni a la copla; pero ¿qué pinta en un festival flamenco?

Concha Buika es una excelente cantante (no confundir con cantaora, please) de soul, funk, house, hip-hop, copla... de lo que quieran excepto de flamenco, con un torrente de voz pero que no domina ni practica ninguno de los «palos» del flamenco y que determinado sector de la industria discográfica apoyado por supuestos «modernos» no sé si más tontos que taimados (o viceversa), quieren «colar» como flamenco-fusión cuando no alcanza siquiera la categoría de flamenco-confusión.

Otro que tampoco precisa que se explique su «flamencura» es el artista valenciano Israel Amador, quien afirma: «Con "Yeké" queremos presentar un espectáculo en el que el protagonista es el teclado mezclado con música electrónica y un elenco híbrido». Así las cosas, si es que hay algo de flamenco en el festival, será el que ponga sobre el escenario la bailaora valenciana Esther Garcés, aunque el no dar información acerca del contenido del espectáculo induce a temerse lo peor: que también se trate de un montaje «especial» para el Palau.

Como pueden comprobar, tal y como dice el flamencólogo Sendra: Todo flamenco puro. A poco que se fijen, comprobarán que lo que programa el Palau se parece al flamenco como un huevo a una castaña. ¡Qué digo!, mucho menos que un huevo a una castaña. Y que los responsables de esta ignominia, de este culto a la estulticia y a la ignorancia pueblerina son quienes siguen manteniendo a una persona de semejante calado intelectual al frente del Palau. Que sepan los señores políticos que estas cosas llegan a Madrid, Sevilla, París, Nimes, Londres, Tokio o Nueva York. Y que se están descoj..., quiero decir, que se ríen de los valencianos por su culpa.