En estas fechas, toma fuerza la necesidad de instaurar el 22 de febrero como el día de la igualdad salarial entre mujeres y hombres. No es extraño pensar que este día tarde o temprano tendrá que llegar, igual que llegó el 8 de marzo como día Internacional de las Mujeres Trabajadoras o como llegó el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer Y ello es así porque las mujeres tienen que trabajar hasta el 22 de febrero, es decir, 418 días, para cobrar lo mismo que un hombre durante un año.

Tenemos un modelo de sociedad anclado en el pasado y en los viejos patrones que hacen de los hombres generadores de economía, mientras que a las mujeres se las deja en un segundo plano, porque se "supone" que deben asumir otras tareas como las de ser madres y cuidadoras del núcleo familiar. Desde esta perspectiva se las ve como trabajadoras de segunda.

Las mujeres salen del mercado laboral durante su maternidad, para el cuidado de los hijos/as y de sus familiares dependientes, y cuando quieren o pueden reincorporarse al mercado laboral se encuentran con dificultades y con muchos problemas, como la falta de cualificación, de formación y con la necesidad de ponerse al día en el puesto de trabajo. Asimismo, la maternidad, la atención, los cuidados… se convierten en obstáculos añadidos para ellas, y consecuentemente hace que en las empresas se tengan más en cuenta a los hombres que a las mujeres y por tanto se les valore más a ellos.

Estas "obligaciones" asignadas durante tiempo a las mujeres, las lleva a tener la mayoría de los contratos a tiempo parcial, la temporalidad, en definitiva peores condiciones laborales, como consecuencia se establece un sistema de segregación laboral, creando una brecha salarial que se sitúa en torno al 35% en la Comunitat Valenciana. La discriminación salarial y contractual que sufren las mujeres va más allá del ámbito laboral, esta discriminación llega a todas las prestaciones (desempleo, jubilación, etc.), percibiendo las pensiones más bajas y en muchas ocasiones ni eso.

Desde la UGT-PV pensamos que es necesario un cambio de modelo productivo, un nuevo modelo social, donde las mujeres estemos presentes en él de forma activa. Como sindicato de clase, de izquierdas y progresista trabajamos para analizar las causas que siguen manteniendo a las mujeres en inferioridad de condiciones laborales y sociales. Es nuestra obligación presentar propuestas destinadas a eliminar estas discriminaciones que sufrimos las mujeres.

Desde la UGT-PV trabajamos en consecuencia y exigimos que se continúe el diálogo social, desde la seriedad, el compromiso y la responsabilidad hacia un proceso de cambio, integrando a las mujeres como interlocutoras válidas. No queremos brechas salariales, no queremos ciudadanos de primera y de segunda, no más segregaciones. Desde el sindicato apostamos por una igualdad de oportunidades real y efectiva, apostamos por la justicia social y para ello seguimos luchando y reivindicando.

La UGT-PV está firmemente convencida de que mujeres y hombres juntos y en igualdad de condiciones, podemos desarrollar un proyecto de sociedad más justa, igualitaria y democrática.