Todas las comunidades y ciudades autónomas de España registraron tasas de crecimiento negativas el año pasado, pero la Comunitat Valenciana se ha puesto a la cabeza de la recesión económica en el año 2009, con un –4,3%. Dudoso honor para quien se pretende motor económico, cuando nos situamos no sólo por debajo de la media de crecimiento en términos reales en España (–3,6%), sino también de la UE de los 27. Los datos continúan siendo muy negativos para la CV con un PIB per capita también por debajo de la media nacional, con 20.259 euros. El director general de Economía del Consell ha explicado este drama en base a que «las economías más abiertas son las que sufren más los efectos de la crisis, porque dependen más de los mercados exteriores». Una salida como cualquier otra, acompañada de una nueva carga contra Zapatero, en la línea de las declaraciones de ayer de su conseller, Gerardo Camps, quien, ni corto ni perezoso, acusó al Gobierno socialista de ser el que «ha traído el despilfarro», y alardeó de austeridad y contención del gasto, justo el día en que el Banco de España publicaba que la CV es la segunda región con mayor saldo vivo de deuda pública. Con este protagonismo en el cuadro de los horrores económicos sería bueno que la Administración autonómica dejara de meterse tanto con el Gobierno y se afanara en mejorar sus registros, dado que con esta pirotecnia verbal puede que obtengan réditos electorales, pero no mejoran la salud de la economía valenciana.