El martes 14 de abril de 1931 se proclamaba en España la II República, tras conocerse el resultado favorable a las candidaturas republicanas de las elecciones municipales desarrolladas en todo el territorio español. Un día después de proclamarse la República, es decir, el 15 de abril, el diario El Mercantil Valenciano situaba en su primera página una figura femenina republicana con gorro frigio, obra del dibujante Muro, sujetando una más que alegórica rama de acacia masónica con su mano izquierda. Junto a la figura y con grandes letras rojas la siguiente leyenda: «14 de abril 1931. ¡Viva la República Española!».

Ya en la página segunda, el citado diario recogía el sentir alegre y de esperanza del pueblo valenciano por la proclamación del régimen republicano en España. Decía así: «Toda la emoción infinita, toda la inquietud de las primeras horas del día de ayer y toda la jubilosa alegría de la tarde inolvidable de este 14 de abril, tiembla y se agolpa en los gavilanes de la pluma. ¡Día inolvidable! Valencia democrática, Valencia republicana, ha vivido las horas más intensas de su vida. Era como si una electrización perenne hubiera prendido en el ambiente. Se vivió ayer con más intensidad febril que nunca la emoción civil de todo un pueblo.»

Hoy, 14 de abril de 2010, setenta y nueve años después, recordamos aquella fecha inolvidable, pero no dejamos de lado el reivindicar para el futuro.

Reivindicamos para el futuro la Libertad, tan magníficamente representada en el artículo 1 de la Constitución de 1931, que dice: «España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia. Los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo.»

Reclamamos para el futuro la Igualdad, tan bien definida en el artículo 25 de la citada Constitución Española: «No podrán ser fundamento de privilegio jurídico: la naturaleza, la filiación, el sexo, la clase social, la riqueza, las ideas políticas ni las creencias religiosas. El Estado no reconoce distinciones y títulos nobiliarios.»

Exigimos para el futuro la Fraternidad, tan hermosamente manifestada en los artículos 6 y 7, de la Constitución del 31: «España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional. El Estado español acatará las normas universales del Derecho Internacional, incorporándolas a su derecho positivo.»

Muchas ciudadanas y muchos ciudadanos hemos recogido el compromiso de lucha por unos ideales para una España mejor en lo político, en lo económico y en lo social. Por ello, también queremos recordar aquí, con gratitud y dignidad, por todo lo que fueron capaces de hacer y transmitir a las generaciones futuras, a todas esas mujeres y a todos esos hombres que se mantuvieron fieles al régimen legal de la República y que, por este motivo, sufrieron muerte, cárcel, exilio, persecución.

Y para terminar, volviendo al pasado de aquella fecha histórica, este párrafo del corresponsal en Madrid del diario El Mercantil Valenciano, señor Narciso Díaz: «El catorce de abril de mil novecientos treinta y uno nació la República Española como no ha nacido ninguna otra República del mundo, porque ha sido parida por las entrañas del pueblo español; por eso es hija legítima del pueblo.»