Tras meses de parálisis frente a las reivindicaciones empresariales y sindicales, el Consell se movió finalmente y ayer presentó su Estrategia de Política Industrial (EPI), que compendia en gran medida las propuestas aportadas sucesivamente por las patronales y los sindicatos en sucesivos documentos para sacar la economía valenciana de su actual marasmo. El documento puede pecar de cierta vaguedad en tanto en cuanto que no especifica medidas concretas, pero en cambio sí establece líneas de trabajo con objetivos largamente esperados por los agentes sociales.

Después de las esperanzas truncadas por los Planes de Competitividad impulsados en un primer momento por el ex conseller Justo Nieto y reconducidos después por su sucesora, Belén Juste, toca el turno ahora a Vicente Rambla de poner en marcha este ambicioso proyecto en cuyo desarrollo el Ejecutivo se ha comprometido a invertir 1.050 millones hasta el año 2015. Precisamente la falta de financiación fue el escollo insalvable para los mencionados Planes de Competitividad. Queda ahora por ver cómo en una situación económica mucho más complicada la Generalitat es capaz de garantizar esos fondos. Y no puede servir como excusa la actuación del Gobierno central, por más que en la presentación del PIE ya se le achaquen gran parte de las deficiencias. Pero el cumplimiento del plan es ahora responsabilidad de quien lo ha diseñado, es decir, del Consell.