Permitidme que me presente, me llamo Juan Rafael Collado Martínez, casado, con tres hijos, una hipoteca, un préstamo personal, dos pensiones por alimentos y otras circunstancias personales semejantes a la de muchos otros y otras.

Durante años trabajé en una empresa privada con un cargo de responsabilidad y retribuciones acordes a dicho cargo. Por circunstancias de la vida dejé la empresa y entré a formar parte del colectivo de interinos de enseñanza que, a fin de cuentas, es para lo que me preparé en su día y empecé a dedicarme a la enseñanza que fue, es y será mi vocación.

Con esfuerzo y ese algo de suerte necesaria siempre, aprobé la oposición por el cuerpo de Maestros y la especialidad de Educación Infantil, pasando a formar parte de la subcasta de los funcionarios de carrera (digo esto porque el Sr. Martín Ferrand sólo acuña el término casta para los funcionarios y pese a que él generalice, desgraciadamente no todos los funcionarios son iguales, varían sus condiciones en función del cuerpo, grupo, nivel y, aunque parezca mentira en el siglo XXI, de si son de carrera o interinos).

A mi currículum debo añadir que hace varios años me ofrecieron liberarme por un sindicato, concretamente por CSIF, y que tras analizar su política educativa, su manera de trabajar y lo que yo podía aportar a su proyecto, decidí aceptar.

Una vez hecha la presentación, escribo estas líneas porque desde hace tiempo, pero en las últimas semanas con especial intensidad, me siento culpable de todos los males del país. Otros acuden a médicos especialistas para que les curen la sensación de impotencia ante los ataques continuos. Particularmente prefiero expresarme sin esconderme.

En estos momentos pese a los "brotes verdes", "el fin de la crisis", y un sinfín de calificativos optimistas de algunos, la situación económica lejos de mejorar, empeora día tras día. Como respuesta, la sociedad, ante la impotencia de no poder hacer nada contra los que nos han llevado a esta situación, prefiere cebarse en todo un colectivo: los funcionarios, que parece ser que no somos trabajadores, no contribuimos a Hacienda, no nos solidarizamos con nadie, sólo pensamos en trabajar menos y cobrar más y un largo etcétera de descalificaciones.

Luego vienen los sindicatos y sus representantes, que llevan años sin hacer nada por paliar la crisis, engordando con las subvenciones que el gobierno les da y despreocupándose de los trabajadores hasta que a ellos les tocan el bolsillo.

Pues no, ante esto no puedo callarme y no voy a pedir perdón.

Me siento orgulloso de ser funcionario, nadie me lo ha regalado. Me siento orgulloso de ser maestro porque es mi vocación y porque a mis padres, a los que ahora les congelan la pensión, les costó un esfuerzo darme la educación que quise y que cuando ejerzo intento transmitir a mis alumnos.

Me siento orgulloso de ser sindicalista porque sé que trabajo como el que más, intento ayudar y asesorar a todo el que me lo pide, sin mirar su afiliación, condición o ideología, respondo siempre a sus llamadas o correos electrónicos sin pensar en el día o la hora que es, acudo a los centros que me lo piden, me enfado conmigo mismo cuando no llego a todo lo que quisiera, porque antes que sindicalista soy maestro, y el día que no tenga la ilusión por trabajar por mis compañeros de profesión volveré a trabajar con mis niños y niñas, que encima son los más agradecidos.

Pese a la opinión pública, conozco bastantes compañeros de mi organización y de otras que pueden hacer suyas estas palabras.

Y por último me siento orgulloso de pertenecer a CSIF, porque es un sindicato profesional y no de clase, porque desde que lo conozco ha peleado en cada sector por el interés de sus trabajadores, porque en cualquier Comunidad y con cualquier gobierno ha intentado negociar en la medida de sus posibilidades, porque cuando se han tenido que tomar medidas firmes como convocar una huelga, pese a la impopularidad como ésta última, no lo ha dudado ni ha esperado a oír cantos de sirena de los gobernantes.

Supongo que con este escrito me granjearé alguna enemistad, pero estoy seguro que muchos funcionarios cuando lo lean se sentirán reflejados y algunos sindicalistas, que no somos tantos, también.

Secretario Acción Sindical Enseñanza del sindicato CSI·F