Cómo es posible que el juez y la Fiscalía dejaran fuera del sumario la grabación en la que Pablo Crespo aseguraba que Camps se había pagado los trajes? Crespo se lo comunicó a su abogado en la cárcel, donde fue grabada la conversación. No entremos en valoraciones, ni tasemos la magnitud jurídica. Apelemos a la sensatez. En un sumario con miles y miles de folios, que se traslada de juez a juez, con los informes de la policía, con las adjetivaciones del fiscal, separar un documento «clave», o recomendar que no se tome en cuenta, constituye un signo de manipulación. Manipulación blanca, manipulación artera. Da igual. Abandonemos las suspicacias. Hagamos abstracción de los actores judiciales y de los acusados en el proceso. No importa aquí que el protagonista sea Camps, un señor del partido comunista de Uzbekistan, un anarquista seguidor de Malatesta, un fiel al zar Nicolas II o, el mismo Camus o el propio Ángel Luna. Sería igual de repudiable. ¿Ha habido voluntad de apartar un testimonio –magro, nimio, es igual– del caso?

Se trata de una estupidez. Desestimar el «único» indicio (del que se podría inferir alguna solución paralela, o no) favorable al acusado canta por soleares. Precisamente, por eso: porque es la única «prueba», o tal vez hermana de alguna más. Y porque reluce como un sol debido a su singularidad. Si la descartas o marginas, la adulteración, el mangoneo o la »politización» del caso cobra verosimilitud. Es de cajón. La «originalidad» del dato ocultado le otorga un cariz extraordinario, señala su «relevancia». Es una proposición indecente de intencionalidad por parte de la Fiscalía. Una torpeza inadmisible y un propósito inútil. ¿Entre miles de grabaciones porque despreciar esa?

Doctrina del PP. Las fiscales propusieron la marginalidad de la prueba y no la exhibieron ante el juez Flors durante el interrogatorio a Camps.

Doctrina socialista. La conversación de Crespo favorable a Camps sería inducida. Sospecharía que lo estaban grabando. Vale. Así se levantan los grandes edificios de la especulación política, los que leemos a diario. ¿Cuáles son las pruebas? No hay. Se trata de una fabulación, de una hipótesis. Los hechos, sin embargo, son otros, y verificables: la grabación de Crespo quedó fuera del circuito procesal.