El conflicto entre las asociaciones de transportistas, los consignatarios y los transitarios del puerto de Valencia se ha enquistado y está pasando una dura factura a las empresas exportadoras. Ayer se cumplió la quinta jornada sin que los transportistas carguen y descarguen camiones de contenedores en el puerto, y mañana, según fuentes del sector, podría comenzar el desvío de barcos a otros puertos. Los sectores cerámico, del mueble, del textil o el calzado, en una coyuntura tan crítica como la actual, no pueden movilizar sus mercancías. La patronal Ascer asegura que el puerto es su principal puerta de salida para las exportaciones, que se están viendo muy afectadas. Lo mismo trasladan los otros sectores industriales. El Puerto de Valencia asegura que el único papel que puede realizar en este conflicto es el de mediador. El delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, garantiza que no existe «ninguna actuación de coacción o de violencia» que impida entrar o salir del puerto.

La naturaleza del conflicto hace que sea complicado desbloquearlo, ya que no puede considerarse una huelga, pues la contratación entre consignatarios o transitarios con los transportistas son acuerdos individuales. La actual situación de crisis económica, con el estrangulamiento de los sectores industriales, obliga, sin embargo, a apelar a la sensatez y a buscar un acuerdo a fin de limitar las abultadas pérdidas para las industrias valencianas.