Con los primeros calores importantes de la temporada, vuelve el espectáculo televisivo de la caza del record de temperatura máxima alcanzada en algún punto de España. Programas de conexión directa y, lo peor, informativos, que se pretenden rigurosos, dedican minutos y minutos a asustarnos sobre el malvado calor que nos afecta. Hay algunas imágenes que se repiten siempre: playas llenas de gente, personas por la calle abanicándose y, como no, el típico termómetro urbano con su carcasa de plástico reforzado que siempre supera los 40 ó 45º C o incluso más...Y así un año tras otro, cuando una invasión de aire sahariano alcanza la península Ibérica en estos meses cálidos del año. Del calor, como del frío, la lluvia intensa o el viento fuerte hay que informar con rigor porque pueden correr riesgo vidas humanas. Los termómetros urbanos no son fiables porque no están homologados científicamente, son sólo mobiliario urbano indicativo. Y, por último, en nuestro país, entre mayo y septiembre, es normal que haya pulsaciones de aire muy cálido y que pasemos calor, geográficamente nos corresponde. Por cierto que para estos meses algún diario nacional ha vuelto a anunciarnos, con titulares apocalípticos, "el verano más caluroso de la historia"...¿de qué historia?

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