Que no se quejen los pensionistas, ni mucho menos los funcionarios, que no piensen que la cosa es contra ellos. La cosa ha llegado, y aunque todos sabemos cómo ha sido y hasta podríamos señalar a más de un sinvergüenza, el resultado es el que es, y la ola nos va salpicando a todos. A todos. ¿Han visto en lo que ha quedado Tal cual, el vespertino de Antena 3? En la mínima expresión. Una triste mesa alargada en la que cabe Cristina Lasvignes, Isabel Rábago y Víctor Sandoval, el sujeto que hace mohines de sardesca en formol, rancio como Marujita Díaz. Mucha cámara de una a otra y poca chicha que cortar. Es una realización a lo Caiga Quien Caiga, es decir, que ridículos egocéntricos como el desmadejado Sandoval están todo el rato haciendo musarañas para que pinchen sus ojos aspaventados, su estrambótica risa, su meneíto de cabeza. No hay más. Han dejado la cosa en mero testimonio por no cargar más el 3D de Gloria Serra. Es un programa tan necio como prescindible.

Hace semanas, desde que llegó el intento a esa casa de relanzar las tardes, que ese necio programa huele a cadáver. Sin pies ni cabeza, un zombi que iba de aquí para allá sin Ro ni Roque. Lo que uno no entiende, partiendo de que la cabeza del programador apenas la entiende nadie, es cómo Antena 3 tiene la suicida paciencia de mantener un espacio que hace agua por todas partes hasta el punto de ser lo menos visto de la oferta. ¿Recuerdan cuando su plató se llenaba de chafarderas, desde el relamido Josemi al prehistórico Mariñas, de reporteros, tontas investigaciones, y charcutería de mercadillo? De ahí, a la mínima expresión. A lo que es hoy. Con tres, van que chutan. ¿Cómo? Ah, que ni eso, que fuera Tal cual. Que se lo han cargado.