A corto plazo, las predicciones no dejan lugar a dudas sobre la inestabilidad que seguirá predominando al suroeste de Europa, con temperaturas más primaverales que estivales. A pesar de la nubosidad que cubre la Península Ibérica conviene recordar que las nubes absorben apenas un 6% de la energía solar que viaja en forma de ondas ultravioleta, mientras que el 20% de la radiación rebota en la cara superior de las nubes. Dicho de otra forma, casi tres cuartas partes de la radiación restante alcanzan la superficie terrestre y la piel de los bañistas en un día nublado. Las nubes más delgadas que permanecen en las capas altas, los cirros, no constituyen ninguna defensa: dejan pasar hasta un 90% de la radiación. Los expertos recuerdan cada año que es importante mantener la piel bien protegida durante los días nublados, porque estamos rodeados de superficies que pueden amplificar la radiación solar y, con ella, los riesgos para la salud cutánea: la arena refleja un 15% de la luz solar, el agua un 10% y la nieve hasta un 80%.