Recientemente, el vicepresidente de Consell y conseller de Industria, Comercio e Innovación, Vicente Rambla, avanzó los principales objetivos de la Estrategia de Política Industrial (EPI) de la Generalitat Valenciana, cuyo fin es «reforzar la actividad industrial y potenciar la competitividad de los sectores consolidados, impulsando también a los sectores con mayor contenido tecnológico e innovador». La EPI prevé movilizar 1.050 millones de euros hasta 2015. Dicha inversión pretende agilizar la recuperación económica y desarrollar un tejido industrial más potente a través de la cooperación empresarial, entre otros instrumentos. Para ello, el Consell se ha propuesto contar en 2015 con 11.000 expertos más en el campo de la innovación, integrados en todos los niveles del proceso productivo tanto el tejido empresarial valenciano como en los institutos tecnológicos. El nuevo modelo organizativo requiere personal especializado, capaz de detectar nuevas oportunidades de negocio mediante la innovación. Con la incorporación de más expertos a las empresas e institutos tecnológicos, la Generalitat quiere integrar la innovación tecnológica a los sectores consolidados y desarrollar nuevas oportunidades de negocio.

Un aspecto fundamental que recoge la EPI es la cooperación entre las pymes. Echando la vista atrás, ya a partir de los años 80 se dieron los primeros pasos encaminados a nuevas formas de organización empresarial, incrementándose dicha cooperación tanto a nivel nacional como internacional. Por ejemplo, hay regiones industrializadas que han desarrollado desde tiempos de la posguerra diversas formas de asociación para impulsar la competitividad de las micro, pequeñas y medianas empresas con medidas de apoyo gubernamentales. Es el caso de Baden-Würtenberg, donde la industria funciona como una red que articula a grandes y pequeñas empresas que generan el 95% del empleo. Las pymes mantienen total autonomía respecto a las grandes empresas, ya que se relacionan con varios contratistas que les permiten tomar decisiones propias. Además, Noruega impulsa la cooperación a largo plazo entre empresas independientes que han tenido resultados positivos fruto del trabajo conjunto. Este sistema también se ha aplicado con éxito en Australia, Nueva Zelanda y Canadá.

En la Comunitat Valenciana se ha mantenido a rachas una línea de promoción para la cooperación empresarial. Las pymes contaban con diferentes opciones de agrupación, diseñadas para sectores específicos y con objetivos concretos. Un ejemplo fueron las sociedades cooperativas y el programa de cooperación del Impiva, cuya vigencia permitió sumar los recursos y las experiencias de los pequeños productores. Ahora, la EPI se presenta como la hoja de ruta que sentará las bases de un nuevo modelo industrial que se nutrirá de tecnólogos e investigadores altamente cualificados como motor de cambio a través de la cooperación empresarial. No hay que olvidar que estamos en un contexto económico en el que el divide y vencerás ha dado paso a una nueva realidad en la que impera el únete y reinarás.

Doctor en Economía. Subdirector de Aido