Lunes. En un ejercicio de parlamentarismo criticado por muchos, y sin embargo brillante, el portavoz del PSPV en las Cortes, Ángel Luna, acaba su intervención en el debate del estado de la Comunidad lanzando una piedra al centro del hemiciclo, aunque en dirección a Camps. El PP había intentado amordazarlo de cara a ese debate filtrando documentos para que Luna apareciera frente a la opinión pública como otro corrupto más. La salida del cepo se la ofreció, sin pretenderlo, el presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, quien al ser preguntado por el caso acudió a la Biblia para sentenciar que «quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra». Luna escenifica a la perfección su respuesta. No dice «soy inocente». Se adelanta a tirar la primera piedra y emplaza a Camps, y a todo el PP con él, a que haga lo mismo si puede. La posterior réplica del jefe del Consell, histriónica y prosopopéyica, acusando a Luna de haber utilizado «en la sacrosanta Cámara» nada menos que «un arma arrojadiza», certifica que el portavoz del PSPV, que acudía como víctima propiciatoria, ha terminado la jornada como triunfador del debate.

Martes. La ejecutiva provincial del PSPV alicantino, en otro ejercicio de irresponsabilidad digno de mejor propósito, se declara «no competente» para decidir si un tránsfuga debe encabezar o no la candidatura de Benidorm. ¿Si no son competentes para eso, para qué lo son? La secretaria provincial del PSOE, Ana Barceló, no ha sometido el asunto a votación porque está en minoría y tiene miedo de perder. Pero quienes pueden formar mayoría frente a esa tropelía también nadan y guardan la ropa por si acaso. Al final, vuelven a retorcer el lenguaje y, en consecuencia, a tomar por estúpidos a los ciudadanos. Dicen que no pueden pronunciarse, porque lo de Benidorm no es una cuestión de transfuguismo, sino de «alianzas». A lo que se ve, el alcalde Agustín Navarro es una fuerza política en sí misma a la que el PSOE está dispuesto a tratar de igual a igual, porque sólo entre iguales se pueden producir «alianzas».

Miércoles. Una periodista militante del PSPV, y de cuyas convicciones no tengo ninguna duda, publica un artículo contra el presidente federal de su partido, Manuel Chaves, que ha expresado su oposición a que un tránsfuga lidere la lista del PSPV en Benidorm. Quizá sin quererlo, el artículo es muy ilustrativo en orden a centrar la cuestión: resulta que lo que hay es una batalla en las alturas por derribar a la secretaria federal de Organización, Leire Pajín, y preparar el postzapaterismo. Acabáramos: los socialistas, a la hora de plantear una alternativa que ofrecer al pueblo de Benidorm no están pensando en él, sino que pretenden reforzar (?) a Pajín frente a las acometidas de Chaves y, añado yo, de José Blanco y de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Jueves. Alarte, el hombre que anhela nada menos que presidir a todos los valencianos, también resulta incompetente para pronunciarse sobre Benidorm. Dijo que nunca admitiría una alcaldía de la mano de un tránsfuga. Luego aseguró que los tránsfugas jamás volverían a ir en una lista del PSPV. Y ahora deja la cuestión al albur de Madrid, lavándose las manos. Es la primera vez que veo a un político que pretende ganarse la confianza de los ciudadanos usar como modelo a Pilatos. A este paso, Alarte no va a presentarse con un programa, sino con una calculadora. Da igual: así nunca le saldrán las cuentas.

Viernes. La candidata del PSOE a la alcaldía de Alicante, Elena Martín, exhibe sus «poderes». Se fotografía con lo que los periodistas llaman «la plana mayor del PSPV», que le muestra en público su apoyo en la pugna con Valenzuela por conseguir la candidatura a la Alcaldía. Hace bien y tiene derecho. Pero Alarte la pifia con otra salida de opereta. Dice que «los socialistas de verdad» son sólo los que están en ese acto.

Sábado. Habla Antonio Amorós, ex portavoz socialista en la Diputación, fulminado por Alarte cuando se difundió el sumario del «caso Brugal» y se conoció que el informe policial le implicaba. Amorós, al que la Policía filmó en reuniones con un empresario que trataba de conseguir una contrata de la Diputación, no ha explicado aún esa relación, que mantuvo oculta. ¡Pero es él el que sale a exigir explicaciones! ¡Y la rueda de prensa se la convocan desde la subdelegación del Gobierno! El jefe de la Unidad contra la Delincuencia Económica aún debe estar alucinando. Pobre. No vive aquí.