La cerrada competencia entre los puertos de Valencia y Barcelona contará antes de fin de año con un nuevo elemento a favor del recinto catalán: una conexión ferroviaria directa por ancho europeo con Francia, lo que representará una salida más rápida para las mercancías con destino al continente. Por ahora, la pugna entre ambos puertos se salda con una clara ventaja para las instalaciones valencianas, que mueven más tráfico y donde éste crece a mayor velocidad, a pesar de la crisis del comercio internacional. Por ahora, su situación más ventajosa en las rutas marítimas internacionales ha servido para tomar la delantera, pero el hecho de que Barcelona cuente ya con esa conexión hacia Europa puede servir para recortar las diferencias si compensara los gastos de llevar hasta allí los barcos.

Mientras Valencia ha dado la batalla por el AVE a Madrid, ha dejado escapar la oportunidad de poner en marcha el denominado corredor mediterráneo durante los tiempos de bonanza económica. Ahora, con las restricciones presupuestarias que atenazan a toda Europa, la tarea se presenta compleja y difícil. Sin embargo, es fundamental para el futuro del desarrollo económico de la Comunitat Valenciana, y no tanto en el tráfico de pasajeros, como en el de mercancías. Y para la pretensión de hacer de la Valenciana un centro de tránsito interoceánico y puerta de acceso al Viejo Continente en las cada vez mayores relaciones, tanto con Asia como con América.