La semana ha empezado con 50.000 parados más en el mes de septiembre y con la afirmación del gobernador del Banco de España pidiendo un plan alternativo al Gobierno de Zapatero por si la situación económica en España empeora: es decir, más paro y más desconfianza es lo que marcan los días posteriores a la presentación de los Presupuestos Generales del Estado. Mientras el Gobierno socialista muestra un optimismo asombroso afirmando que en el año 2011 la economía va a crecer con un PIB nominal de un 2,6%, y que no se va a incrementar el desempleo, la OCDE ve un futuro mediocre para España hasta el año 2017 marcado por un bajo crecimiento, alto desempleo y un alto déficit.

Todas la previsiones son negativas, la Organización Internacional del Trabajo, Eurostat, Fitch, Moody´s, el FMI, las cajas de ahorros, la Comisión Europea, el Banco de España... todas auguran más paro, menos crecimiento del que anuncia el Gobierno y han rebajado la solvencia de la economía española. Estos PGE, que el Gobierno ha anunciado como los de la salida de la crisis, han venido precedidos de una subida de los impuestos especiales en junio de 2009, de la supresión de la deducción de 400 euros en el IRPF y el aumento de las plusvalías, en enero de 2010. Ademas, en julio subió dos puntos el tipo general del IVA hasta el 18%. Hemos tenido una huelga general, se ha abaratado el despido, se han congelado las pensiones, se ha reducido el sueldo a los funcionarios. Es decir, estos presupuestos han venido precedidos de recortes sociales, más impuestos para todos y penalización del consumo.

La receta del Gobierno para 2011 son unos PGE que aumentan el IRPF entre un 1% y un 2% para las rentas más altas, penaliza las Sicav y suprime deducciones por compra de vivienda. Y no sabemos, según la afirmación del gobernador del Banco de España, si aquí acaba todo. Unos presupuestos que reducen la inversión más de un 38%, que no se los cree nadie, ni en nuestras fronteras ni fuera de ellas, cuyas previsiones en materia de empleo parecen ser tan falsas como las del año anterior. Que reducen las partidas de sanidad, educación y prestaciones sociales y que además incrementan las diferencias entre las comunidades autónomas.

Gerardo Camps, vicepresidente económico de la Generalitat, ya ha dicho que estos PGE van a hacer a los valencianos pagar 1.150 millones más en impuestos y que, como contrapartida, nuestra inversión es inferior a nuestro peso poblacional y a nuestra aportación al PIB. España necesita generar empleo, aumentar el consumo, mejorar la confianza —no hay que olvidar que en España los tipos de interés reales son negativos, esto quiere decir que debería ser más sencillo obtener financiación, y aun así, la demanda crediticia no se ha recuperado, lo cual es una clara muestra de desconfianza— tanto en el interior como en el exterior y esforzarse por mantener la inversión productiva. Ya no entro en temas tan básicos como reformas estructurales o conseguir el diálogo político y social, objetivos que en estos momentos se encuentran a años luz de la voluntad y de la capacidad del Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero.

Diputado autonómico del PP